Embassytown

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Embassytown
Autor: China Miéville
Otros títulos: Ciudad embajada
Datos de primera publicación(1):
Título original: Embassytown
Revista o libro: Embassytown
Editorial: Del Rey / Ballantine
Fecha Mayo de 2011
Publicación en español:
Publicaciones(2): Embassytown
Otros datos:
Saga: No pertence a ninguna saga
Premios obtenidos: Locus
Ignotus
Otros datos: No hay otros datos
Fuentes externas:
Tercera Fundación Ficha
ISFDB Ficha
Otras fuentes  
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

China Miéville (2011)

Las premisas:

Las premisas de la novela son francamente interesantes, aunque algo endebles en su razonamiento científico.

Comienza con la protagonista contando su juventud, introduciéndonos en las singularidades de los Ariekei, una especie extraterrestre de su planeta natal, de la tecnología biológica de estos seres y de cómo ella decidió dejar atrás su mundo para convertirse en navegante del Inter, una forma de hiperespacio que une los mundos y cuya descripción recuerda al ambiente marinero de las novelas de aventuras. Sin embargo, pronto la novela abandona esta ambientación para volver a la ciudad embajada y a los Ariekei.

Lo que hace singulares los Ariekei es su Idioma. Disponen de dos bocas, cada una de las cuales emite un sonido distinto, y son estos dos sonidos simultáneos los que componen las palabras. Los primeros humanos no tuvieron problemas en comprender el Idioma, aprenderlo y entender a los Ariekei. Sin embargo, por mucho que lo intentaron, no fueron capaces de hablarlo.

Los primeros humanos intentaron hablarlos en parejas (cada humano emitía un sonido distinto de los que componían las palabras Ariekei), programaron ordenadores capaces de traducir al Idioma los textos humanos para emitir simultáneamente los dos sonidos (algo imposible para un humano con sólo una boca) y, aunque sabían que la traducción y la pronunciación eran correctas, los Ariekei no la entendían.

Y es que, según las premisas de la novela, la mente Ariekei era incapaz de asimilar una palabra si los dos sonidos no eran emitidos por un único ser sintiente.

La solución fue educar clones desde niños, compenetrándolos tan bien que pudieran hablar como si fueran sólo uno: los Embajadores.

Tras describir estas premisas la novela comienza in media res a narrar la historia real que comienza con la llegada de un Embajador formado por dos humanos no clónicos.

La novela:

China Mieville especula en la novela acerca del lenguaje y de la forma en que éste determina la forma de pensar. El Idioma de los Ariekei no admite metáforas ni sentidos figurados. El Idioma es literal y, en consecuencia, los pensamientos de los Ariekei lo son: sólo pueden pensar y comunicar aquello que existe y son incapaces de mentir; están totalmente ligados a lo que piensan.

La novela enfrenta también el problema de la comunicación: los humanos han comprendido el Idioma, entienden a los Ariekei, pero éstos no les entienden a ellos; la comunicación de humanos a Ariekei sólo es posible a través de las parejas humanas de Embajadores. La novela va incluso más allá: dada la identificación que los Ariekei hacen entre seres hablantes y pensantes: ¿Entienen que los humanos no embajadores son seres inteligentes o creen que son animales? ¿Entienden que una pareja de Embajadores son dos seres distintos o creen que son uno sólo? Si un Embajador muere, ¿qué creen los Ariekei que es su gemelo aún vivo?

Sobre estas premisas tan sugerentes, China Mieville narra una historia confusa.

Comienza pareciendo que va a describir una forma futurista de las novelas de aventuras, con sus naves espaciales surcando en Inmer y sus conflictivas ciudades portuarias, para olvidar de pronto este hilo y centrarse en los Ariekei de Ciudad Embajada, volviendo casi irrelevante lo narrado hasta el momento (algo que puede frustrar a algunos lectores, que quizás entiendan que Mieville no ha sabido o no ha querido reescribir o podar esta parte de la narración).

Por otra parte, el final de la novela se vuelve precipitado, como si al autor le asustara todo lo que tiene por delante y decidiera resolver la trama en el último cuarto de novela. Esta precipitación le hace volverse poco riguroso con las premisas. Ocurren demasiadas cosas demasiado deprisa y se dan cambios demasiado rápidos en un ritmo de acontecimientos incompatible con la plácida continuidad que se ha descrito en la primera parte de la novela.

La novela investiga también con formas novedosas en la expresión escrita: las palabras Ariekei son expresadas una sobre otra divididas por una línea horizontal; los nombres de los Embajadores son compuestos, es decir: uno de los humanos que componen el Embajador tiene por nombre una sílaba y el otro otra, ambas juntas forman el nombre del Embajador. Si uno de los humanos que componen el Embajador muere, el nombre del Embajador se muestra con la sílaba del fallecido tachada.

Esta condición de los Embajadores, compuestos por dos humanos que piensan casi al unísono, es también expresada en un juego extraño, en el que la frase que contenga el nombre de un Embajador como sujeto tiene el verbo conjugado en plural, formándose una incorrección gramatical que tiene pleno sentido dentro de la novela.

Así pues, tanto formalmente como por las premisas de partida, Embassytown es una novela de interés, a pesar de que el argumento que da soporte a la historia no esté a la altura.

Premios:

Obtenidos:

Finalista: