Batman: El regreso del Caballero Oscuro

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Revisión de 12:37 25 feb 2014 por Venom (Discusión | contribuciones) (¿Ciencia ficción?)

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Batman: El regreso del Caballero Oscuro
Datos de publicación:
Título original: Batman: The Dark Knight Returns
Fecha de publicación: Desde febrero a junio de 1986
Guión: Frank Miller
Dibujo/Tinta: Frank Miller
Klaus Janson (tinta)
Color: Lynn Varley
Editorial: DC Comics
Otros datos:
Premios obtenidos: CBG Fan
Kirby
Haxtur
Harvey
Otros datos: a.k.a.: Batman: El regreso del Señor de la Noche y El señor de la noche

Frank Miller (1986)

El regreso del Caballero Oscuro es una novela gráfica escrita y dibujada por Frank Miller en 1986, un trabajo que le supuso el reconocimiento definitivo como autor de cómic y que marcó una nueva tendencia en el género de superhéroes, que coincidiendo con el éxito de esta novela empezaron a evolucionar hacia personajes más ambiguos, oscuros y violentos.

La trama:

La ambientación nos sitúa en un mundo similar al nuestro, donde los superhéroes han desaparecido presionados por las Asociación de Padres, con un caricaturesco Ronald Reagan como presidente de los estados Unidos, en plena guerra fría.

Un cincuentón Bruce Wayne vive ahora realmente como un playboy, retirado hace ya una década de su papel como Batman, bebiendo, jugando a deportes peligrosos y reuniéndose de vez en cuando con su viejo amigo el comisario Gordon.

Como se ha dicho, los superhéroes han desaparecido de la vida pública: se han retirado discretamente (como Wayne), trabajan para el gobierno de forma secreta (como Clark Kent) o han sido detenidos (como Oliver Queen, alias Green Arrow). En el nuevo panorama político no hay lugar para los justicieros, figura más propia del antiguo oeste que de una sociedad que pretende estar basada en los pilares de la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, con un pueblo soberano.

Sin embargo, la situación en Gotham se ha ido deteriorando. La insensibilidad ciudadana y la insolidaridad ha favorecido el crimen y una nueva banda, los "mutantes", dominan las calles, asesinando de forma cruel por puro placer.

Wayne, a pesar de los años, cansando de observar impasible esta degeneración, volverá a ponerse el traje de Batman. Viejos enemigos caerán automáticamente en su antigua locura homicida. Pero los tiempos son diferentes y el hombre murciélago también será duramente perseguido por su propio gobierno, intolerante ante los últimos trazos de una época en la que un puñado de superhumanos se tomaban la justicia por su mano.

Evolución del personaje:

Sin duda, lo más característico de esta revisión de Batman es el tratamiento del propio personaje. Resentido, ambiguo, violento y profundamente independiente. Retoma su carrera como vigilante nocturno con la intención de poner freno al crimen que arrasa la ciudad, con la leve esperanza de servir de ejemplo a otros ciudadanos para que salgan de su abulia y su egoísmo y no toleren el mal ajeno que en el fondo es el mal que se hace a todos.

No tarda, sin embargo, en ser juzgado por los medios de comunicación, que fomentan el debate demagógico. ¿Batman es un héroe o un criminal? Al hacer justicia por su cuenta, ¿se convierte en un ejemplo o en una influencia perniciosa para los más jóvenes? Miller no huye de este debate, ni lo resuelve tampoco. En viñetas sueltas irá trabando diversas microhistorias de gente egoísta que claman por que el murciélago sea abatido, gente estúpida que le imitan como justicieros y generan más violencia, pero también gente a quienes alienta su ejemplo, que ya no miran a un lado cuando ven el horror, y que con pequeñas acciones contribuyen a crear una sociedad más cohesionada.

Batman se enfrentará primero a los pequeños y abundantes criminales y luego a un repertorio de grandes enemigos: Harvey Dent alias Dos Caras (presuntamente curado y reinsertado), luego el líder mutante, de ahí a un último encuentro definitivo con el Jocker y ya, en un final magistral, el enfrentamiento contra el mayor rival de todos: Superman.

La batalla contra Superman:

Batman contra Superman, dos estilos, dos pensamientos distintos, dos iconos que apoyan y representan valores muy diferentes. El toque magistral de Miller consiste en ofrecernos sin maniqueísmos ambas posturas. El combate ha de ser a muerte, pero no se trata del típico enfrentamiento entre dos antiguos antagonistas. Bruce y Clark son amigos, de hecho. Como Ben Hur y Masala, se admiran pero uno representa la ruina del otro.

Clark trabaja para el gobierno, cree en la autoridad, es el adalid de la democracia. Batman se salta las reglas y cuando el sistema se muestra ineficaz fabrica su propia justicia.

Clark se enfrentará a su amigo por la defensa del estilo de vida americano. Bruce decide que tiene que acabar con Superman antes de morir para liberar al ser humano de una tutela tan peligrosa.

¿Qué posibilidades tiene un simple mortal contra un superhombre? En esta pregunta radica la verdadera intención del enfrentamiento. Bruce Wayne, ayudado de una armadura tecnológica, ha preparado varios trucos con los que tratará de ir debilitando al chico de azul: misiles teledirigidos, un cañonazo a quemarropa, un disparo de una potente pistola sónica, una gran descarga eléctrica, ácido arrojado a la cara... Nada de todo ello puede causar una grave impresión al hombre de acero, que fastidiado se atreve a recordar a su amigo que está hecho de carne y hueso, como el resto.

Pero Wayne no ha planeado una lucha perdida, el arma definitiva será por supuesto la kryptonita. En un tour de force final, con las fuerzas al límite, propinará una paliza al héroe convencional, y con su guante apretando la garganta del kriptoniano, le hará entender de qué es capaz un hombre.

¿Ciencia ficción?

Resulta confuso etiquetar el género de superhéroes como ciencia ficción. Su temática es mucho más cercana a la épica (por definición) que a la elucubración, sus argumentos suelen tender a la fantasía antes que a la ficción científica.

En este sentido, Miller arrastraba la rémora de la larga tradición de DC, los famosos crossover que interrelacionaban personajes concebidos originalmente como atrayentes excepciones. La artimaña de Miller, de avanzar varias décadas hacia un futuro en el que estos héroes se hayan visto forzados al retiro, resulta en dos ventajas para la novela gráfica (un único superhéroe y de edad avanzada) que colocan a la historia en condiciones de hacerse creíble.

El hecho añadido de que Batman sea un ser humano, excepcional pero situado dentro de los límites de lo posible, terminan por crear el entorno adecuado para la elucubración.

Y así, en un futuro distópico (en realidad, el presente), donde el individuo se sumerge en la comodidad de no interferir en la injusticia ajena, un hombre con medios para oponerse a tal estado de cosas se rebela. Bruce Wayne está algo viejo, pero en forma, tiene mucho dinero, tiene intelecto, tiene contactos… Miller rejuvenece el género hasta sus orígenes, para volver a hacer del héroe solitario un ejemplo para el civismo.

¿Y superman? El único superpoderoso al que el guionista se digna utilizar no debe ser considerado más que como una metáfora, la hábil forma de concretar todas las amenazas de un estado ultra-poderoso en la persona de un solo hombre. Superman encarna el status quo, el poder establecido y su fuerza policial.

Y así, el enfrentamiento de Batman y Superman es la transposición a términos épicos de la lucha entre el individuo y las fuerzas opresoras teóricamente invulnerables.

La premisa es que frente a un estado de cosas indeseable, un solo y verdadero hombre puede suponer una diferencia. Superman podría haber sido sustituido por un escuadrón de élite, pero entonces se hubiera perdido la exploración que de la capacidad humana hace Miller. Wayne se prueba a si mismo hasta el extremo de luchar contra dios… y vencerle.

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