Diferencia entre revisiones de «Ciencia ficción»

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Pero, ¿por qué apartar toda ficción realista del amplio nido de la ficción científica mientras que dejamos permanecer sin condicionantes a la ''Space Opera''?
 
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[[Jorge Luis Borges|Borges]], un reconocido escritor "serio" que supo apreciar el valor de este género, hace suya la definición hecha por [[K. Amis]]:  
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[[Jorge Luis Borges|Borges]], un reconocido escritor "serio" que supo apreciar el valor de este género, hace suya la definición hecha por [[Kingsley Amis]]:  
  
 
:''"Un relato en prosa cuyo tema es una situación que no podría presentarse en el mundo que conocemos, pero cuya base es la hipótesis de una innovación de cualquier orden, de origen humano o extraterrestre, en el campo de la ciencia y la tecnología, o, si se quiere, de la pseudociencia o de la pseudotecnología."''  
 
:''"Un relato en prosa cuyo tema es una situación que no podría presentarse en el mundo que conocemos, pero cuya base es la hipótesis de una innovación de cualquier orden, de origen humano o extraterrestre, en el campo de la ciencia y la tecnología, o, si se quiere, de la pseudociencia o de la pseudotecnología."''  
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Sin embargo, la tendencia posterior que se refleja en los autores de la [[nueva ola]] es el reflejo de las innovaciones en la sociedad actual, la representación de un conflicto inminente, no la exploración de una adaptación consumada.
 
Sin embargo, la tendencia posterior que se refleja en los autores de la [[nueva ola]] es el reflejo de las innovaciones en la sociedad actual, la representación de un conflicto inminente, no la exploración de una adaptación consumada.
  
Como expone [[Robert J. Sawyer]] en su conferencia de entrega del [[premio UPC]] de 1999, el escritor de ciencia ficción cumple la misión de advertir sobre las posibles consecuencias de los cambios, de cuestionar y mostrarse escéptico ante los mismos, visión compartida por [[William Gibson]] que dice que:
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Como expone [[Robert J. Sawyer]] en su conferencia de entrega del [[premio UPC]] de [[Premio UPC 1999|1999]], el escritor de ciencia ficción cumple la misión de advertir sobre las posibles consecuencias de los cambios, de cuestionar y mostrarse escéptico ante los mismos, visión compartida por [[William Gibson]] que dice que:
  
 
: ''"La labor de un escritor de ciencia ficción consiste en ser profundamente ambivalente en los que respecta a los cambios tecnológicos."''
 
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Es decir, se realiza una definición del género a partir de la función que cumple en la sociedad. Si el escritor de ciencia ficción es aquel que advierte sobre las posibles consecuencias de los avances científicos, la ciencia ficción es el género que especula sobre los cambios en la sociedad provocados por dichos avances.
 
Es decir, se realiza una definición del género a partir de la función que cumple en la sociedad. Si el escritor de ciencia ficción es aquel que advierte sobre las posibles consecuencias de los avances científicos, la ciencia ficción es el género que especula sobre los cambios en la sociedad provocados por dichos avances.
  
Concluye su conferencia el canadiense indicando que el objetivo de alimentar el espíritu crítico ha sido ampliamente cumplido: la sociedad ya está mentalizada de que la tecnología no es una panacea que pueda ser aceptada incondicionalmente. La tecnología nuclear no sólo puede proporcionar energía barata, también contaminantes difíciles de eliminar y armas muy peligrosas; las redes de comunicaciones pueden acercar virtualmente a personas alejadas y también aislar del mundo real; la revolución de la genética puede eliminar la enfermedad o producir una ruptura social entre los privilegiados que puedan acceder a ella y el nuevo lumpen de marginados que no.
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Concluye su conferencia el canadiense indicando que el objetivo de alimentar el espíritu crítico ha sido ampliamente cumplido: la sociedad ya está mentalizada de que la tecnología no es una panacea que pueda ser aceptada incondicionalmente. Esto no significa para Sawyer el fin de la ciencia ficción, ni mucho menos.
  
¿Significa esto el fin de la ciencia ficción? Ni mucho menos.
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Si la ciencia ficción es la literatura de la ciencia, se puede decir que se ha logrado implantar el escepticismo, casi la duda metódica. Pero esta sólo es la primera etapa del método científico. El reto para el nuevo siglo es transmitir el enfoque racionalista y no sólo el escéptico, convencer a la sociedad de su capacidad de comprender su entorno de forma racional y ayudar a desterrar definitivamente los últimos restos de mitos heredados de épocas más oscuras. En este sentido, es reseñable el tímido florecimiento de la [[Religión en la ciencia ficción|ciencia ficción religiosa]], una rama que pretende abordar con duda metódica y racional a la propia religión, cuestionando aspectos que hasta el momento se consideraban exclusivos de su ámbito de influencia.
 
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Si la ciencia ficción es la literatura de la ciencia, se puede decir que se ha logrado implantar el escepticismo, casi la duda metódica. Pero esta sólo es la primera etapa del método científico. El reto para el nuevo siglo es transmitir el enfoque racionalista y no sólo el escéptico, convencer a la sociedad de su capacidad de comprender su entorno de forma racional y ayudar a desterrar definitivamente los últimos restos de mitos heredados de épocas más oscuras.
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En este sentido, es reseñable el tímido florecimiento de la [[Religión en la ciencia ficción|ciencia ficción religiosa]], una rama que pretende abordar con duda metódica y racional a la propia religión, cuestionando aspectos que hasta el momento se consideraban exclusivos de su ámbito de influencia, ciencia ficción metafísica que no sólo cuestiona a las religiones sino que se atreve a buscar a Dios por su cuenta, sin apriorismos.
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Este indomable espíritu de especulación es la característica más ampliamente aceptada por todos los amantes de este tipo de literatura. En este sentido, la ciencia ficción cada vez se emparenta más con la [[filosofía]] y ésta es la característica fundamental que sostiene nuestra propia definición.
 
Este indomable espíritu de especulación es la característica más ampliamente aceptada por todos los amantes de este tipo de literatura. En este sentido, la ciencia ficción cada vez se emparenta más con la [[filosofía]] y ésta es la característica fundamental que sostiene nuestra propia definición.

Revisión de 17:39 6 ago 2008

"La ciencia ficción es un género que desarrolla su argumento de forma coherente con unas premisas pretendidamente plausibles con los conocimientos científicos que se poseen en la época en que se creó la obra y que, o bien difieren notablemente de algún aspecto concreto de la realidad tal y como es (o de su pasado tal y como fue), o bien sugieren un hipotético futuro derivado de tal realidad."

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¿Qué significa eso?

Tras esa confusa definición hay un intento de definir un género que engloba obras tan diferentes como Crónicas marcianas, Cita con Rama, Roma eterna o Neuromante.

Coherencia:

Una de las características principales de la ciencia ficción es la coherencia con las hipótesis de partida, lo que la diferencia del realismo mágico y, especialmente, del subrealismo.

Es decir, asume que es posible viajar en el tiempo, o que la mayor parte de la humanidad ha quedado ciega, o que los alienígenas invaden la tierra, o que es posible manipular el ADN... pero sean cuales sean las hipótesis de partida, la ciencia ficción se mantiene dentro de los márgenes que dichas hipótesis plantean, sin que estas cambien de pronto haciendo que los escenarios y personajes se vuelvan incomprensibles en aras de un pretendido (y a menudo pretencioso) simbolismo.

Plausibilidad:

A menudo se ha asociado la ciencia ficción a la literatura fantástica, en concreto a la fantasía épica ambientada en mundos de dragones, guerreros y hechiceros. Pero a diferencia de este género, la ciencia ficción pretende ser plausible.

Es decir, la ciencia fición descarta la magia como explicación de los fenómenos que se dan en sus historias. Por ejemplo, no es inhabitual en la ciencia ficción encontrarse seres con poderes psíquicos como los telépatas de Muero por dentro. Sin embargo, se asume que estos seres, bien por una mutación en el caso de que sean humanos o por características propias en el caso de que no lo sean, son capaces de percibir los campos eléctricos que genera el cerebro humano, de forma similar a como lo hacen los electrodos de un encefalograma. La ciencia ficción pretende dar una base centífica que explique dicho fenómeno.

Por supuesto, la ciencia avanza, y hechos que hoy en día nos resultarían ridículos como la posibilidad de civilizacions guerreras en Marte o los océanos de Venus, fueron casi certezas científicas en alguna época. Por eso, la definición remarca que la plausibilidad está ligada a los conocimientos científicos de una época. Una obra es ciencia ficción porque así lo quiere su autor, independientemente de que el futuro le reste credibilidad.

Diferencias con la realidad:

Evidentemente, la ciencia ficción es un género diferente del realismo puro. Sin embargo, la barrera que los separa puede ser, a veces, muy débil ya que, en ocasiones, las diferencias con el presente son prácticamente nulas.

Flores para Algernon, por ejemplo, plantea un avance científico que permite incrementar la inteligencia de los disminuídos para crear una narración psicológica con un final sobrecogedor, pero su mundo no difiere en nada del que conoció su autor. Lo mismo ocurre con El hombre invisible, Frankenstein o Parque Jurásico. Cada una de estas novelas tenía lugar, básicamente, en la misma época en que fueron creadas y mostraban de forma más o menos fiel la sociedad de la época..

Muchas obras como La guerra de los mundos, 28 días después o El día de los trífidos plantean escenarios apocalípticos pero tienen lugar en la misma época en que la obra fue creada y, una vez asumida la posibilidad de la catástrofe, los acontecimientos se desarrollan de forma terríblemente realista, creando una imagen no muy favorecedora de la naturaleza humana.

Cierto que no han sido clonados dinosaurios, que la humanidad no ha sucumbido a ninguna catástrofe (todavía) y que los telépatas no pululan por las calles leyendo nuestros mezquinos pensamientos (al menos que sepamos) pero no hay nada más en muchas historias de ciencia ficción que difiera del mundo real.

Así pues, la ciencia ficción puede no diferir mucho del realismo

Ciencia ficción y futuro.

Habitualmente se asume que la ciencia ficción tiene lugar en el futuro, hay avances importantes en el campo de la tecnología y de los viajes espaciales... Es cierto que este es el escenario más habitual de las historias de ciencia fición (Fundación, El hombre demolido, Neuromante, Blade Runner...), pero no toda la ciencia ficción se basa en estas premisas.

Por ejemplo, las ucronías son una rama completa de la ciencia ficción que discurre en el presente, si bien especula acerca de las consecuencias de un posible cambio en el pasado: la no extinción de los dinosaurios, la derrota de Roma frente a Cartago, la colonización de América por exploradores chinos o un longevo Mozart que adelanta en veinte años el romanticismo son algunos ejemplos. Dentro de este género cabe destacar El hombre en el castillo, que plantea la posibilidad de la victoria de Hitler en la II Guerra Mundial.

El concepto de futuro se hace todavía más difuso cuando se trata el tema de los viajes temporales. A menudo una misma obra discurre en el pasado, en el futuro y en presentes alternativos simultaneamente (El día que hicimos la Transición). Algunas obras, incluso, dan un paso más allá y plantean la posibilidad de que estos presentes paralelos sean tan similares entre sí que sea posible trasladarse de uno a otro.

También es posible que la ciencia ficción pueda discurrir en el pasado. Por ejemplo, El perfume plantea la hipótesis de un hombre con una capacidad olfativa muy superior a la media, pero una vez aceptada esta posibilidad, la obra no presenta grandes diferencias con El hombre invisible y el argumento discurre alrededor del hombre que, embriagado de su poder, trata de imponer su voluntad a los demás. No sería, pues, descabellado catalogar esta obra como ciencia ficción.

Hay, incluso, todo un subgénero de la ciencia ficción, el steampunk que se basa en la hipótesis de un siglo XIX mucho más avanzado tecnológicamente. Encontramos así obras como La máquina diferencial en las que, incluso, se aventura la posibilidad de una informática primitiva basada en aparatos mecánicos en vez de electrónicos. No cabe duda de que el steampunk es ciencia ficción y, sin embargo, tiene lugar dos siglos en el pasado.

Otras definiciones de ciencia ficción:

No todos estarían de acuerdo con esta minuciosa descripción que hemos tratado de aportar; de hecho, reconocidos autores del género han propuesto otras definiciones mucho más escuetas, como Kim Stanley Robinson, que simplemente dice:

"Las historias de ciencia ficción son aquellas que transcurren en el futuro."

Para un lector poco avisado esta podría parecer una definición completa, pero es evidentemente pobre.

Un poco más específica es la conocida definición hecha por Isaac Asimov:

"La ciencia ficción es la rama de la literatura que trata sobre las respuestas humanas a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología."

Originalmente pudo ser así, pero actualmente está claro que lo que sentimos como ciencia ficción no puede ser encorsetado en unas coordenadas tan restrictivas. El propio Gran Maestro realizó otros numerosos intentos de concretar qué era y qué no era y en su texto Sobre la ciencia ficción termina por hacer una diferenciación entre lo que el denomina la ficción realista, la ciencia ficción y la literatura fantástica:

"La ficción realista, trata de hechos que se desarrollan en contextos sociales, no significativamente diferentes de los que se supone que existen ahora o que han existido en algún momento del pasado. No hay ninguna razón para pensar que los hechos de la ficción realista no habrían podido ocurrir eventualmente tal como ella los ha descrito. (...) La ciencia ficción y la literatura fantástica (a las que podríamos reunir bajo el nombre de ficción surrealista) tratan en cambio de hechos que se desarrollan en contextos sociales que no existen hoy ni han existido en el pasado."

Pero, ¿por qué apartar toda ficción realista del amplio nido de la ficción científica mientras que dejamos permanecer sin condicionantes a la Space Opera?

Borges, un reconocido escritor "serio" que supo apreciar el valor de este género, hace suya la definición hecha por Kingsley Amis:

"Un relato en prosa cuyo tema es una situación que no podría presentarse en el mundo que conocemos, pero cuya base es la hipótesis de una innovación de cualquier orden, de origen humano o extraterrestre, en el campo de la ciencia y la tecnología, o, si se quiere, de la pseudociencia o de la pseudotecnología."

Es decir, para Borges si es posible una ciencia ficción ambientada en contextos sociales similares a los actuales. Aparentemente, estos dos respetados autores se oponen en sus acepciones, pero se puede apreciar que todas las definiciones tienden a contemplar la influencia de los cambios científicos y tecnológicos en la sociedad.

La distancia entre estas diferentes visiones radica en que a Asimov y a otros autores de la edad de oro les gustaba presentar los resultados de los cambios en la sociedad, es decir, esos nuevos contextos sociales de los que habla y que casi inevitablemente nos remiten al futuro.

Sin embargo, la tendencia posterior que se refleja en los autores de la nueva ola es el reflejo de las innovaciones en la sociedad actual, la representación de un conflicto inminente, no la exploración de una adaptación consumada.

Como expone Robert J. Sawyer en su conferencia de entrega del premio UPC de 1999, el escritor de ciencia ficción cumple la misión de advertir sobre las posibles consecuencias de los cambios, de cuestionar y mostrarse escéptico ante los mismos, visión compartida por William Gibson que dice que:

"La labor de un escritor de ciencia ficción consiste en ser profundamente ambivalente en los que respecta a los cambios tecnológicos."

Es decir, se realiza una definición del género a partir de la función que cumple en la sociedad. Si el escritor de ciencia ficción es aquel que advierte sobre las posibles consecuencias de los avances científicos, la ciencia ficción es el género que especula sobre los cambios en la sociedad provocados por dichos avances.

Concluye su conferencia el canadiense indicando que el objetivo de alimentar el espíritu crítico ha sido ampliamente cumplido: la sociedad ya está mentalizada de que la tecnología no es una panacea que pueda ser aceptada incondicionalmente. Esto no significa para Sawyer el fin de la ciencia ficción, ni mucho menos.

Si la ciencia ficción es la literatura de la ciencia, se puede decir que se ha logrado implantar el escepticismo, casi la duda metódica. Pero esta sólo es la primera etapa del método científico. El reto para el nuevo siglo es transmitir el enfoque racionalista y no sólo el escéptico, convencer a la sociedad de su capacidad de comprender su entorno de forma racional y ayudar a desterrar definitivamente los últimos restos de mitos heredados de épocas más oscuras. En este sentido, es reseñable el tímido florecimiento de la ciencia ficción religiosa, una rama que pretende abordar con duda metódica y racional a la propia religión, cuestionando aspectos que hasta el momento se consideraban exclusivos de su ámbito de influencia.

Este indomable espíritu de especulación es la característica más ampliamente aceptada por todos los amantes de este tipo de literatura. En este sentido, la ciencia ficción cada vez se emparenta más con la filosofía y ésta es la característica fundamental que sostiene nuestra propia definición.

Carlo Frabetti dice:

"Más aún que en su temática, el parentesco de la ciencia ficción con la ciencia estriba en su método, en su carácter eminentemente especulativo: partiendo de unas premisas imaginarias, contrafácticas (generalmente obtenidas por la extrapolación de la realidad actual), desarrolla sus consecuencias conservando la lógica del mundo ficticio creado."

El enfoque racional, ese es el objetivo. Tratar de comprender nuestra sociedad, sus normas de evolución, prever sus cambios, prevenir los negativos y fomentar los positivos; pero también de conocernos a nosotros mismos e incluso de especular sobre los límites de nuestro conocimiento.

En conclusión, de forma escueta, ciencia ficción es aquella literatura que plantea hipótesis, experimentos factibles o imaginarios, pero racionales, que nos permiten indagar sobre nuestro conocimiento de la realidad en cualquiera de sus aspectos.

No importa si este experimento lo situamos en el presente o en el futuro (incluso en el pasado) o si entre sus premisas incluimos el improbable contacto con una civilización extraterrestre (como muy bien señalaba Borges); lo que importa es que esas premisas sean plausibles y su desarrollo racional y que, durante el juego propuesto, aprendamos algo.

Los motivos de la ciencia ficción.

Originalmente, la ciencia ficción pretendía crear un escenario que permitiera al autor exponer mejor sus puntos de vista. Por ejemplo, La guerra de los mundos (la obra original de H.G. Wells) pretendía denunciar el colonialismo y las hipocresías de la era victoriana, amén de hacer un vívido retrato de la naturaleza humana, planteando una situación de peligro donde todos eligen vivir aún a costa de otros (tema retomado en El día de los trífidos o 28 días después); 1984 pretende denunciar los abusos de los gobiernos despóticos; ¡Hagan sitio, hagan sitio! critica el absurdo de no controlar la natalidad... La lista es larga.

De esta forma, los autores de ciencia ficción se valen de ésta para denunciar actitudes o hechos que consideran peligrosos. Sus futuros no son ejercicios vanos de entretenimiento, sino duras críticas sociales que, en ocasiones, resultan ser inquietantemente proféticas.

En otras ocasiones, los creadores de ciencia ficción son gente con una fuerte base científica que les permite comprender las implicaciones éticas de los descubimientos científicos y transmitirlas de forma clara a la sociedad, algo fundamental en un mundo tan dependiente de la ciencia y la tecnología como es el nuestro. Por ejemplo, Frankenstein plantea el tema de la responsabilidad de un hipotético científico dador de vida con respecto a sus criaturas (tema que fue retomado en Blade Runner más de siglo y medio después); de forma similar, El hombre invisible o La isla del doctor Moreau plantean la necesidad por parte de los hombres de ciencia de ser responsables con el poder que les proporcionan sus descubrimientos; Neuromante plantea una distopía en la que denuncia la deshumanización del hombre en un entorno supertecnificado...

Gracias a este tipo de obras, hoy en día, cuando apenas es posible clonar humanos (no hablemos de manipular el genoma) buena parte la sociedad sabe qué es la ingeniería genética y sus posibles consecuencias gracias a obras como Un mundo feliz, Blade Runner o Gattaca.

Cabe, incluso, preguntarse si la actual desensibilización social del ser humano, la tendencia a aislarnos en nuestras domésticas burbujas de comodidad electrónica insensibles al dolor ajeno, no se debe a que no hemos sabido escuchar la denuncia de obras como Fahrenheit 451 o Neuromante.

En este sentido, catalogar la ciencia ficción de género menor y relegarlo a un público juvenil es injusto.

Space Opera y revistas pulp.

Pero, obviamente, no toda la ciencia ficción tiene fines especulativos.

Como el cine, el cómic o la literatura, la ciencia ficción tiene grandes obras maestras y obras menores destinadas a un público menos exigente. O, mejor dicho, como la ciencia ficción es un género dentro del cine, el cómic o la literatura, cada una de estas artes cuenta en su haber con grandes obras maestras y obras menores que pertenecen a la ciencia ficción.

Usualmente, la ciencia ficción menor se destina a un público adolescente y está compuesta por historias de aventuras que tienen lugar en planetas lejanos a los que se viaja en grandes y veloces naves espaciales para luchar contra perversos alienígenas. Es lo que se denomina Space Opera, pero hay que distinguir ciertos matices: existen obras menores que no son Space Opera y obras como Brigadas del espacio en las que se viaja a planetas lejanos en grandes naves para luchar con los alienígenas y que son, sin embargo, obras maestras dentro del género, por lo que no sería justo clasificarlas como Space Opera por las connotaciones negativas que tiene esa denominación. Sin embargo, en lo que sigue, entenderemos como Space Opera la ciencia ficción para consumo adolescente.

La Space Opera está ligada al auge de la ciencia ficción en Estados Unidos y a las revistas realizadas en papel barato denominadas pulp. Estas revistas fueron muy importantes en la ciencia ficción de los años '30, '40 y '50, ayudando a popularizar el género y sirviendo como trampolín de salida para escritores de la talla de Isaac Asimov o Robert A. Heinlein o editores como Hugo Gernsback, fundador de Amazing Stories. Muchas de las primeras novelas ciencia ficción fueron publicadas por las editoriales de las revistas, que ya antes habían publicado las historias por capítulos. Por ello, aunque las revistas pulp principalmente estuvieran compuestas de Space Opera, su importancia dentro del género es fundamental.

Sin embargo, la Space Opera ha conseguido eclipsar al resto de los géneros, de forma que, hoy en día, muchos asumen que la ciencia ficción es Space Opera, lo que es un error. La Space Opera es un subgénero de la ciencia ficción, un divertimento dentro de un marco que ha dado lugar a obras tan importantes como 2001 o Crónicas marcianas.

Por supuesto, no hay nada reprensible en querer divertirse leyendo las historias de guerreros y princesas marcianas de Edgar Rice Burroughs. El problema es que, cuando un lector de ciencia ficción confiesa su debilidad por este tipo de historias, la mayor parte de la gente se lo imagina vestido con mallas azules y haciendo el saludo vulcaniano o comprando comics poco serios cuyas portadas muestran mujeres ligeras de ropa con el fondo de un planeta anillado...

Pero no todos los aficionados a la ciencia fición lo son a la Space Opera. Por eso, lo que este artículo ha pretendido explicar es que existe una ciencia ficción seria, reflexiva y bien escrita o realizada y que debe ser tenida en cuenta.

Etimología:

Inicialmente los autores de ciencia ficción no eran consciente de estar escribiendola, pues no existía el término.

La primera denominación para este tipo de historias fue "romances científicos" (utilizando la palabra "romance" en el sentido de narración o novela), término que englobaba muchas cosas, algunas de las cuales, como las historias de Tarzán de Edgar Rice Burroughs no eran, ni mucho menos, lo que ahora entendemos como ciencia ficción.

En 1926 Hugo Gernsback funda Amazing Stories y crea para ella el término "Scientifiction".

En 1929 Gernsback pierde el control de su revista y funda Air Wonder Stories y Science Wonder Stories. Sin embargo, no puede utilizar el término "scientifiction" en ellas, ya que es propiedad de Amazing. Por eso, crea en 1929 el término "science fiction" que es el que se impuso entre el público anglosajón.

El término "Sci-Fi" (abreviatura de "science fiction" fue usado publicamente por Forrest J. Ackerman en UCLA en 1954, aunque Robert A. Heinlein ya había usado el término en su correspondencia privada seis años antes.

El término ha sido traducido al español como "ciencia ficción". Algunos autores señalan que ésta es una traducción incorrecta y prefieren usar "ficción científica", sin embargo, el público hispano parlante ha optado por "ciencia ficción" como término más popular y utilizado.

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