DMZ

De Alt64-wiki, la enciclopedia libre.
Saltar a: navegación, buscar
DMZ
Datos de publicación:
Título original: DMZ
Fecha de publicación: noviembre 2005
Guión: Brian Wood
Dibujo/Tinta: Riccardo Burchielli y Brian Wood / John Paul Leon, Danijel Zezelj, Nathan Fox, Kristian Donaldson, Viktor Kalvachev...
Color: Jeromy Cox
Editorial: Vertigo / DC
Otros datos:
Premios obtenidos:
Otros datos: 72 números recopilados en 12 volúmenes.


Brian Wood y Riccardo Burchielli (2005 - 2011)

DMZ es un cómic de ciencia ficción creado por el norteamericano Brian Wood (guión) y el italiano Riccardo Burchielli (dibujo). Numerosas portadas han sido diseñadas por Wood y han colaborado en el dibujo otros artistas en la ilustración de pequeñas historias autoconclusivas dentro del arco argumental general.

Escenario:

En un futuro cercano posterior a los atentados a las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos se encuentran sumidos en una Segunda Guerra Civil. Los Estados Libres de América (ELA, bando secesionista) se han alzado en armas, al principio casi como un movimiento de defensa civil, en protesta por lo que consideran una desatención de los problemas internos del país y de las necesidades de los americanos. A la sazón, Estados Unidos mantiene tropas en varios países, donde se ha empantanado en guerras como Irak, Afganistán o Somalia.

El regreso de estas tropas leales, destacadas en el extranjero, ha detenido el rápido avance de las tropas de los ELA, que antes avanzaban sin oposición desde el centro hacia el este. El punto de encuentro entre ambos ejércitos ha resultado la isla de Manhattan, Nueva York, que ha sido declarado Zona Desmilitarizada (demilitarized zone, DMZ).

Argumento:

Matty Roth es un becario de la cadena de noticias Liberty que, por cierto enchufe familiar, es escogido para asistir a un gran periodista que va a cubrir la situación en la DMZ, zona donde viven casi medio millón de personas que no pudieron (o no quisieron) ser evacuadas a tiempo. Sin embargo, el helicóptero en el que viajan es derribado, siendo Matty el único superviviente.

La DMZ es peligrosa, los barrios se han convertido en pequeños feudos donde grupos armados mantienen el control en un continuo enfrentamiento con los grupos vecinos. Matty se da cuenta de que es una oportunidad de oro para labrarse una carrera como periodista, el único en la zona.

Comienzan así sus andanzas a lo largo de 5 años en una ciudad que pese a la guerra mantiene una feroz personalidad y vitalidad.

El cómic:

Roth es el protagonista formal de la historia, pero es la ciudad la que verdaderamente interesa a Wood y Burchielli, hasta el punto de resultar a veces casi una oda a sus gentes.

Los autores hablan de la pérdida del sueño americano por culpa de la corrupción política y la corrupción de los medíos de información, de la frustración y la desilusión que han supuesto las guerras en el extranjero. Y también, fundamentalmente, del horror real que es la guerra, más allá de la apariencia televisiva que se ha querido vender. Tal y como afirma uno de los prologuistas invitados para la edición recopilatoria en doce volúmenes, en la guerra hay únicamente dos bandos: los civiles y los militares. Y los civiles, siempre, se llevan la peor parte.

Daños colaterales, castigo colectivo… estos y otros términos anteponen una barrera idiomática entre la información real y lo que percibe el informado medio occidental. Wood y Burchielli, derriban esa barrera y nos traen la guerra a casa.

Eso es ciencia ficción, la posibilidad de tomar una presunción y re-contextualizarla bajo unas premisas posibles que hagan reflexionar al receptor.

Técnica:

Nos encontramos con una obra interesante también en sus aspectos técnicos. La estructura de las páginas se adapta según convenga a dos ritmos distintos: viñetas amplias y espectaculares para las acciones de guerra y una página con más viñetas, con planos de detalles y triangulaciones para narrar las escenas intimistas que son el verdadero corazón de la obra.

El dibujo de Burchielli es minucioso, detallistas en el urbanismo y en la descripción de equipos y vehículos militares (lo que puede recordar bastante al visualmente grandioso Akira de Katsuhiro Otomo, 1982). Parte de esta minuciosidad puede ser accidental, debido a que el italiano reproduce en gran medida a partir de material fotográfico en estos dos aspectos (el ejército y la ciudad de Nueva York) desconocidos para él.

Este detallismo se hace extensivo a la figuración de los personajes y produce un raro efecto suprarrealista en las expresiones faciales. Los personajes de Burchielli tienen los rasgos marcados, con un fuerte entintado, lo que refuerza la sensación de penuria en la que viven, una ausencia de comodidades en ese DMZ que, forzosamente, queda reflejada en los rostros.

Wood, por su parte, dibuja algunas escenas de unas pocas páginas, a modo de cortinillas o transición entre arcos argumentales. Su estilo es mucho más icónico, abocetado, lo que marca un contraste. Las portadas también son de Wood y son una magnífica colección de ilustraciones cercanas al diseño gráfico, muy conceptuales y que utilizan técnicas mixtas, desde abocetados, fotoilustración y montajes por ordenador.

¿Ucronía? ¿Distopía?:

Dos términos frecuentemente mal utilizados para etiquetar esta obra.

DMZ no es una ucronía, pese a que su narración se haya ido convirtiendo en una historia alternativa de los EE.UU. No está planteada como una ucronía, donde un acontecimiento histórico es modificado para sopesar las potenciales consecuencias de este cambio. Su correcta posición temporal es siempre en un futuro cercano, su intención es mover a la reflexión acerca de la pérdida de una serie de valores si las cosas continúan tal y como se están desarrollando.

DMZ puede darse aún, porque los políticos son corruptos, los medios de comunicación no son fiables y la guerra sigue siendo esa cosa lejana que hacemos en otros países.

Y, aunque sea tentador, tampoco es una distopía. El gobierno de DMZ es inexistente, y la anarquía que se sugiere es de cualquier tipo menos una opción social que pudiera engañar a nadie. Dicho de otro modo, no existe utopía encubierta ni los autores tratan de alertarnos sobre la misma. Hay orgullo en los supervivientes de Manhattan, y tal vez hay también libertad. Pero no hay una propuesta de un sistema social.

A no ser, claro, que la utopía encubierta se refiera al propio gobierno de los Estados Unidos, al real y actual que tiene su homólogo en el cómic, el que manda tropas a matar fuera bajo una propaganda de pacificación o de lucha por libertades, el que se despreocupa de las necesidades de sus ciudadanos (paro, educación, seguridad social) mientras invierte en guerras que sirven a intereses concretos. El que intenta manipular la información para hacer creer que los fines particulares son intereses generales.

Y bien mirada, esta es una crítica aguda, extensible y aplicable a mucha otras naciones aparte de a la americana.

Conclusión:

Un cómic muy notable en lo conceptual y lo técnico, valiente y comprometido, que promueve la reflexión, en especial en lo relativo a la guerra y la deshumanizada lejanía con la que la “consumimos” en occidente.

Premios:

Finalista:

  • 2008: Premio Eisner a mejor guionista a Brian Wood (por DMZ, Northlanders y Local)