El hombre invisible (Película 1933)

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Nota: Este artículo se refiere a la película de 1933 basada en la novela de H.G. Wells. Para otros usos ver El hombre invisible.

El hombre invisible (Película 1933)
Ficha técnica
Título original: The Invisible Man
Nacionalidad: Estados Unidos
Estreno 1: 13 de noviembre de 1933
Duración: 71 minutos
Ficha artística
Dirección: James Whale
Guión: R.C. Sherriff basado en la novela de H.G. Wells
Producción: Carl Laemmle Jr. para Universal Pictures
Fotografía: Arthur Edeson (B/N)
Música: Heinz Roemheld
Reparto: Claude Rains, Gloria Stuart, William Harrigan, Henry Travers...
Información suplementaria
Otros datos: Dirección artística: Charles D. Hall
Efectos especiales: John P. Fulton
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

James Whale (1933)

Sin duda, esta primera versión de El hombre invisible es un clásico del cine por derecho propio, lo que no quiere decir que sea una película de incuestionable calidad artística. No es posible comparar esta obra de James Whale con otras de la misma época -El testamento del Dr. Mabuse (1933), de Fritz Lang o la misma Frankenstein (1931), del propio Whale- y no llegar a la conclusión de que en este caso nos encontramos con una película menor, menos sólida en su guión y más dispersa en el elenco de interpretaciones.

La trama:

La historia de H.G. Wells es de sobra conocida y la película se adapta en esencia a estas premisas. Jack Griffit, un joven y ambicioso científico químico, está investigando acerca de la invisibilidad. Consigue el éxito de forma parcial, ya que crea una poción cuya ingesta continuada vuelve invisible, pero no ha conseguido desarrollar el antídoto.

Peor aún, al trabajar en secreto, ha pasado por alto un dato que su mentor (y padre de su novia) ya conocía, y es que el ingrediente básico de su fórmula es una droga cuyo consumo vuelve loco.

Y así, Griffit efectivamente enloquece, rápidamente cae en la megalomanía e incluso en la psicopatía y decide valerse de su poder para dominar el mundo a través del terror.

El resultado:

La película reúne grandes alicientes, como la posibilidad de admirar la perfección de unos efectos visuales muy conseguidos, de enorme mérito teniendo en cuenta la época en la que se crearon.

La historia en sí, realmente corta (poco más de una hora) resulta entretenida y la esquematización de las motivaciones de los personajes ayuda a asumir rápidamente las premisas.

Pero cabe la duda de si justamente esta extrema brevedad no perjudica en realidad al tema subyacente. Parece evidente que habría hecho falta más metraje para dotar de verdadera entidad al personaje de Griffit, para comprender mejor su viaje de la normalidad a la sociopatía. La novela de Wells resulta mucho más psicológica, mientras que el trabajo de Whale se queda en la plasmación gráfica de los hechos que vertebran la historia, desprovistos de "espíritu".

Whale quiso quizás repetir la fórmula y el éxito de Frankenstein (esquematización, metraje corto, ideas básicas), pero falla al representar la psicología del protagonista, y con ello se resiente toda la obra.

Aún así, una película amable de ver e interesante en muchos aspectos, alejada de la típica serie B que triunfaría veinte años después.

Premios:

  • 1934: Festival de Venecia: recomendación especial
  • 2008: Añadida al National Film Preservation Board de Estados Unidos