Diferencia entre revisiones de «Federación Unida de Planetas»

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Revisión de 15:45 2 sep 2018

La Federación Unida de Planetas es una institución que agrupa diversos planetas autónomos en coalición, la Tierra entre ellos, en la saga de Star Trek.

La intención del creador de la serie, Gene Roddenberry, era mostrar una organización política democrática utópica, que toma como modelo el de las Naciones Unidas, y que sería partidaria de establecer relaciones políticas cooperativas y antibelicistas como modelo ideal de convivencia entre diferentes culturas.

Estructura política:

Aunque se trata de una verdadera superpotencia galáctica, difiere en su organización de otras estructuras típicas de la ciencia ficción, como el Imperio Galáctico, asemejándose más a la República galáctica de la Saga de Star Wars o al Ecumen del ciclo de Hainish.

Los principios que rigen esta república federal son la igualdad, la libertad y el reconocimiento de unos derechos fundamentales recogidos en el documento fundacional de la Federación, denominada Carta de la Federación. Para poder acceder a ser miembro de la Federación el planeta aspirante, aunque no es necesario que se encuentre políticamente unificado, debe haber abolido cualquier sistema de castas, así como respetar ciertos derechos civiles fundamentales.

Una de las principales normas de esta federación es la denominada Primera Directiva, que prohíbe la interferencia con civilizaciones que no hayan alcanzado todavía la capacidad del viaje a velocidades superiores a la velocidad de la luz.

Órganos de gobierno:

Dado que se trata de una federación, se presupone que los miembros que la integran tienen una alta autonomía, por lo que su gobierno está fuertemente descentralizado.

El poder legislativo lo ostenta el llamado Consejo de la Federación, constituido por un representante de cada planeta federado y cuya sede reside en la ciudad de San Francisco del planeta Tierra.

El Presidente de la Federación, quien detenta el poder ejecutivo, es elegido por el Consejo. La sede de la presidencia se encuentra en la ciudad de París, también del planeta Tierra.

El poder judicial poder se ejerce desde la Corte Suprema de la Federación.

La Flota Estelar es el brazo militar de la Federación, si bien sus atribuciones primeras son la exploración de la galaxia.

Economía:

Una de las premisas fundamentales de la serie es la obsolescencia del dinero, lo que parece haber contribuido a la consecución de los principios de igualdad que promueve la Federación. Esto es debido al desarrollo de la tecnología de la replicación, que permite obtener prácticamente cualquier objeto, e incluso comida, mediante la recombinación de partículas a nivel subatómico.

Sin embargo, aunque la saga no es muy clara en este aspecto, no hay que suponer que esto conduce a la desaparición del comercio. Aunque todos los planetas federados disponen de esta tecnología, el intercambio comercial con otras potencias o especies no federadas exige el establecimiento de una moneda federal, simplemente llamada crédito.

La tecnología de los replicadores, por otra parte, parece tener sus limitaciones, como es el caso de la producción de dilitio, un recurso fundamental para la Federación, así como para la mayor parte de las superpotencias galácticas. Lo cual restringe la utopía propuesta. El universal acceso a los replicadores permite que cualquiera pueda elegir su futuro independiente de cargas económicas dentro de la sociedad de la federación, pero mantiene una muy real lucha por unos recursos limitados no replicables que en la serie sólo se vislumbra de manera clara en los diversos conflictos bélicos.

Evolución histórica:

Tras superar una Tercera Guerra Mundial y establecer por fin contacto con otras razas extraterrestre en 2063 (Star Trek VIII: Primer contacto, 1996), la Tierra fue paulatinamente consolidando un gobierno mundial, que tomaría entidad en 2150 con la formación del Gobierno Mundial.

La Federación tiene sus orígenes en una Coalición de Planetas promovida por la Tierra de la que formaban parte Vulcano, Andoria y Tellarite. Estos cuatro planetas se habían aliado para enfrentarse a un enemigo común, el Imperio Romuluano, a finales de la década de 2150.

La Federación se fundaría pocos años después, en 2161.

Durante la mayor parte del siglo XXIII, la Federación se encontró en conflicto más o menos abierto con el Imperio Klingon, hasta que en 2293, la destrucción accidental de Praxis, una luna minera klingon, empujó a estos a promover un tratado de desarme (Star Trek VI: Aquel país desconocido, 1991). Durante este siglo la Federación ya contaba con cientos de planetas miembros.

A principios del siglo XXIV la Federación acordó un tratado de no agresión con el Imperio Romuluano, estableciendo una Zona Neutral. El equilibrio entre ambas potencias es delicado, como muestra el hecho de que una nave de la Federación (la Enterprise) acudiera en ayuda de un puesto klingon atacado por ramuluanos, lo que eventualmente condujo a una alianza militar entre los klingon y la Federación.

La política de expansión y exploración de la Federación condujo a diversos conflictos con otras superpotencias galácticas, como los Cardasianos, con quienes también se acordaría una Zona Neutral. Por la misma época, la Federación entraría en contacto (y en conflicto) con los Borg, así como con el Dominio, conflicto que uniría temporalmente las fuerzas de la Federación con las de los imperios klingon y romuluano.

En el siglo XXIV la Federación estaba constituida por más de 150 planetas y miles de colonias.

Historia alternativa:

En el reboot cinematográfico iniciado con Star Trek: The Future Begins (2009), un acontecimiento en 2387 provoca un viaje en el tiempo de una nave romulana hasta el año 2233, alterando la linea temporal antes descrita a partir de dicho año..

Importancia como herramienta retórica:

La Federación Unida de Planetas, su evolución y conflictos, extrapola a una escala galáctica la propia política terrestre. La federación es vista como el ideal al que debería tender la propia ONU, siendo la Tierra, como miembro más visible y activo, un reflejo, un deseo, de lo que tal vez podrían ser los propios Estados Unidos. Por ello, las estructuras políticas son muy similares y sus ideales (igualdad, libertad, fraternidad) son los mismos de la ilustración, inspiradora de la propia Constitución estadounidense.

A lo largo de los años, este escenario ha posibilitado abordar muy diversos temas políticos. En numerosas ocasiones, por ejemplo, especialmente a lo largo de la primera etapa de la serie, el Imperio Klingon ha ejercido de antagonista, con el cual la Federación mantiene una prolongada guerra fría que traslada a la pantalla un trasunto de la auténtica guerra fría entre Estados Unidos y el bloque comunista. La caída del comunismo, igualmente, quedó reflejada en la saga (Star Trek VI: Aquel país desconocido, 1991).

Otros antagonistas surgieron para sustituir a los klingon, mostrando con frecuencia interesantes dilemas al poner sobre la mesa cuestiones macropolíticas que exploraban la legitimidad de los intereses políticos de los distintos bloques.