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Última revisión de 20:12 14 abr 2010

Ficcionario
Datos de publicación:
Título original: Ficcionario
Fecha de publicación: 1983-1984
Guión: Horacio Altuna
Dibujo/Tinta: Horacio Altuna
Color: B/N
Editorial: Revista 1984'
Otros datos:
Premios obtenidos:
Otros datos: No hay otros datos

Horacio Altuna (1983-1984)

Ficcionario es un cómic de ciencia ficción compuesto por un conjunto de historias cortas, protagonizadas por Beto Benedetti y ambientadas en un futuro distópico, muy influenciado por la estética punk de finales de los setenta.

El contexto:

Beto es un inmigrante del sur (posiblemente, de Argentina, como el autor) en una ciudad americana. Por sucesivos detalles del contexto, vamos viendo que la sociedad se divide socialmente, acentuando las injusticias que actualmente de dejan entrever. Como inmigrante, Beto está sometido a las fuerzas de control. Está obligado a tener siempre conectado en su apartamento un bioordenador que vigila sus parámetros vitales, pero que posiblemente también sirva para espiar sus costumbres. Aunque en teoría existen ciertas leyes que le amparan y le garantizan unos derechos mínimos, en la práctica estas pueden ser vulneradas sin consecuencias por una policía fascista dirigida a mantener el estatus de las clases superiores.

A nivel internacional, los países sudamericanos parecen que han caído definitivamente en el caos (recordemos que en los años ochenta la política de intervencionismo de la CIA llevó a alguna de estas naciones a ser maltratadas por guerrillas y narcotraficantes). Europa no se menciona, pero previsiblemente, el bloque comunista continúa existiendo, parece que el mundo ha pasado por alguna guerra nuclear y el peligro de nuevos bombardeos está presente.

Las historias:

Son seis historietas autoconclusivas:

  • Fiel y sumiso: un robot enloquece a la muerte de su amo
  • El inmortal: un hombre es mantenido en una cárcel de cristal, preservado de todo mal
  • Love Story: durante una alarma de bombardeo nuclear, el pánico se apodera de la ciudad y surgen disturbios entre los que no tienen pase para un refugio
  • El cerco: Beto no declara que tiene pareja, pero nada puede escapar al control de las autoridades
  • El muerto: por error, un hombre es dado por muerto cuando se encuentra hospitalizado. La burocracia, inexorable, le arrojará a la calle
  • Ida y vuelta: un anciano es realojado provisionalmente en el apartamento de Beto

Estas historias supusieron el debut de Altuna como guionista. Según él mismo afirma, no le gustaba la ciencia ficción y por ello intentó hacer una obra fundamentalmente realista. Algunas se suponen salidas de las mismas noticias de los periódicos, pero en el trasfondo de ciencia ficción se dejan ver historias clásicas de la edad de oro.

El cómic:

En sus primeras historias, Altuna pretende hacer un alegato en contra del creciente control ejercido por un estado cada vez más totalitario, siguiendo de manera casi explícita los parámetros de la novela de George Orwell, 1984 (1949). De ahí el biordenador (que imita la pantalla de el Gran Hermano), el estado policial, la persecución de la literatura, etc.

Fiel y sumiso, la primera historia, es excesivamente explícita en este sentido. Representa casi un intento burdo por aleccionar al lector. Esto puede deberse a que el autor aún estaba experimentando con el ritmo y con un mundo que no tenía muy bien definido. Aún encontramos detalles moralistas en otras historias posteriores, como en El inmortal o en Ida y vuelta, pero el tono se ha moderado notablemente y Altuna cada vez deja más que sean los hechos y las imágenes los que hablen por si mismos, sin recurrir a aclaraciones innecesarias.

Progresivamente, va dando mayor importancia al escenario. Calles y locales repletos de gente, miseria, sexo y criminalidad. El propio Beto dista mucho de ser un héroe. Bajito, narigón y bigotudo, es la encarnación del inmigrante, alejado del mito caucasiano. Moralmente, tampoco es ningún ejemplo, pues a pesar de mantener un buen fondo, su entorno le empuja a centrarse en la supervivencia.

El realismo sucio que impera en la mayoría de las viñetas tiene como notable excepción a las mujeres dibujadas, todas ellas, sin excepción, dueñas de cuerpos perfectos, semidesnudas o desnudas, vestidas ocasionalmente con ropa provocadora, grandes escotes sin sujetador, mallas o pantalones muy muy cortos. En contraste, sus rostros muestran cierta dulzura y candided, un toque de perversión similar el dado por Manara a sus bellezas.

El sexo tiene una cuota muy importante de participación tanto en la historia como en el fondo. Beto mantiene relaciones sexuales en casi todas las historias, siempre con una alegría y un placer desenfadados. De fondo, otros encuentros sexuales están presentes en casi todas las escenas, bien en ocasionales parejas que hacen el amor en un vagón de metro o en plena calle, bien a través de la prostitución o representados como espectáculo en los show-bar y los sex-bar.

Hay que recordar que España, en la época de publicación de las historias, vivía un boom sexual como supercompensación tras la represión franquista e influenciado por la situación de las artes en Europa, que también vivían una etapa de erotismo fruto de la liberación sexual de la década anterior, especialmente en el cómic, donde Milo Manara tenía rendidos a crítica y público.

En cuanto a su características técnicas, hay que decir que el dibujo de Altuna es notablemente realista y se permite cierto grado de caricatura sólo en algunos personajes masculinos, especialmente en el protagonista.. Ilustrado en blanco y negro, a una sola tinta, el negro es utilizado con profusión. Los encuadres y perspectivas son a veces muy dinámicos, pero ocasionalmente quedan emborronados por la acumulación de elementos. El ritmo narrativo es llevado con frecuencia por el diálogo entre los personajes, que hablan mientras se desplazan por la ciudad, cuyo escenario sirve para ilustrar también la conversación. En conjunto, el dibujo tiene preeminencia sobre el texto, a veces reducido a mero comparsa.

En definitiva, un álbum notable especialmente en lo visual. Su temática moderna, repleta de crítica social, lo acercan al ciberpunk y reúne de éste numerosos elementos, a excepción de la proliferación de la tecnología en la vida cotidiana.

En cierta forma, se trata de una obra precursora de este género, y es inevitable asociarlo a obras posteriores, como el magnífico Transmetropolitan (1997) de Warren Ellis, cuyo fondo social tiene mucho de este Ficcionario.

Altuna proseguiría con esta temática de crítica social y distopía a través de otras dos colecciones de historias cortas: Chances (1985) e Imaginario (1987-88), vuelto a protagonizar por Beto.

Premios:

Parece ser que ganó un premio como guionista por esta obra.