Habrá un día en que todos...

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Habrá un día en que todos...
Autor: Rafael Marín
Otros títulos: {{{Otros títulos}}}
Datos de primera publicación(1):
Título original: Habrá un día en que todos...
Revista o libro: Nueva dimensión nº119
Editorial: {{{Editorial}}}
Fecha 1979 de {{{Año}}}
Publicación en español:
Publicaciones(2): Unicornios sin cabeza (1987)
El centauro de piedra (2002)
Otros datos:
Saga: Relato independiente
Premios obtenidos: No se le conocen
Otros datos: No hay otros datos
Fuentes externas:
Tercera Fundación [{{{URL-3F}}} Ficha]
ISFDB [{{{URL-ISFDB}}} Ficha]
Otras fuentes {{{URL-OtrasFuentes}}}
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Rafael Marín ({{{Año}}})

Rafael Marín (1979)

Un tema original, propio de un filólogo como Rafael Marín.

Un buen día, toda la humanidad se despierta habiendo olvidado todos los antiguos idiomas: ya sólo se conoce y se habla el lebab (babel al revés), prodigioso logro de un científico filántropo (y algo loco) que no ha medido las consecuencias de sus actos.

Porque, en principio, el entendimiento universal parece muy positivo, pero los efectos secundarios de miles de lenguas olvidadas son muy desagradables. Profesores de idiomas en paro, literatura y cultura perdida codificada en libros que nadie es capaz de entender...

Quizás de forma deliberada, Rafael Marín complica las cosas de esta manera para conseguir el clímax necesario que impacte al lector. Aduce su científico que, si hubiera permitido que las lenguas antiguas permaneciesen, el nuevo lebab nunca hubiera triunfado, sino que hubiera sido una lengua más, como el esperanto.

Pero hay notables diferencias entre la implantación del esperanto y la del lebab. El esperanto hay que aprenderlo y, por diseño, es un idioma minoritario, ya que es completamente artificial, nadie lo hablaba en un principio y aún hoy en día pocos se animan a aprenderlo porque su conocimiento no posibilita la comunicación con un gran número de personas.

El lebab, sin embargo, es implantado simultáneamente en todo los cerebros, sin esfuerzo, sin aprendizaje, como si fuera magia. Por lo tanto, sí es una herramienta efectiva y podría convivir sin problemas con el resto de idiomas sin merma en sus objetivos de comunicación.

En realidad, el uso del lebab se parecería más al inglés que al esperanto. Hablar inglés permite la comunicación con un enorme número de personas de países y regiones muy diversas, pero nadie deja de utilizar su idioma natal por ello, sino que utilizada cada uno en el contexto adecuado.

Así pues, una idea interesante, aunque desarrollada a lo largo de un cauce deliberadamente estrecho. No obstante, incita a ciertas reflexiones, lo que es en sí mismo todo un logro.