Las mujeres gato de la Luna

De Alt64-wiki, la enciclopedia libre.
Revisión de 17:44 10 mar 2015 por Vendetta (Discusión | contribuciones)

(dif) ←Older revision | view current revision (dif) | Newer revision→ (dif)
Saltar a: navegación, buscar
Las mujeres gato de la Luna
Ficha técnica
Título original: Cat-Women of the Moon
Nacionalidad: Estados Unidos
Estreno 1: 3 de septiembre de 1953
Duración: 64 min.
Ficha artística
Dirección: Arthur Hilton
Guión: Roy Hamilton, Al Zimbalist y Jack Rabin
Producción: Jack Rabin y Al Zimbalist para Z-M Productions
Fotografía: William P. Whitley
Música: Elmer Bernstein
Reparto: Sonny Tufts, Victor Jory, Marie Windsor, William Phipps, Douglas Fowley, Carol Brewster, Susan Morrow, Suzanne Alexander...
Información suplementaria
Otros datos: Dirección artística:
William Glasgow
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

Arthur Hilton (1953)

La película:

Es difícil tratar de valorar esta película sin caer en la tentación de denostarla sin misericordia.

Si el espectador moderno trata de sumergirse en la acción puede suceder que aborrezca el mediocre guión, los pésimos actores y los inexcusables detalles gratuitos y fuera de lugar en una producción de pretendida base científica.

Un visionado más distanciado permite apreciar numerosas características que revalorizan la cinta como un producto característico de aquella época, casi como un objeto documental, privado de toda capacidad lúdica.

Mantener un equilibro entre ambas posturas puede ser complicado.

La acción comienza con la visión del primer cohete tripulado en pleno vuelo hacia la Luna y los desaciertos tecnológicos y científicos empiezan a sucederse desde ese mismo instante. Para empezar, la cabina de mando, enormemente espaciosa, está equipada con simples camastros a los que los astronautas se sujetan con meros cinturones. Por supuesto, el viaje hasta nuestro satélite se realiza en unas pocas horas, gracias a que la nave va equipada al parecer con un motor atómico, pero curiosamente, dicho motor es tan versátil que se puede encender y apagar a voluntad de manera instantánea. Así, de ir a una velocidad de 25.000 millas por hora, lanzando un vistoso chorro de fuego, se pasa inmediatamente a estar parados en el espacio para comenzar a rotar todo el cohete tras el choque con un asteroide. Indudablemente, en ausencia de atmósfera, con el motor encendido, no nos encontraríamos a una velocidad constante, sino sometidos a una poderosa aceleración, que quizás es al que dota de gravedad al propio cohete, ya que los astronautas se mueven por la cabina como si fuera, digamos, un plató de cine.

Pero lo más absurdo es el tratamiento que se hace de la jerarquía en la tripulación. Hay un capitán, un piloto, un ingeniero de radio, un navegante... todos los puestos coherentes y necesarios. Los cinco tripulantes visten uniforme y se sugiere una conexión con la marina. Sin embargo, al poco tiempo podremos comprobar como el capitán apenas tiene otro cometido que el de encargarse del piloto automático. Ante cualquier emergencia, e incluso en situaciones triviales, cada miembro de la tripulación hace lo que le viene en gana e impone su parecer. La insubordinación es constante y el capitán un pusilánime. Una pésima elección de tripulación para un proyecto en el que presumiblemente el gobierno se ha debido gastar mucho dinero.

Estos y otros muchos detalles aderezan la película de gazapos, pero carecen de verdadera importancia dentro del contexto y del problema que se pretende abordar. A saber, la necesidad de mantener vigilada a la mujer, de no fiarse de ella e incluso de reducir la creciente autonomía y libertad que estaba alcanzando en aquella época.

Porque el argumento se encuentra centrado en estos aspectos sin que medie ningún disimulo. Las mujeres gato que menciona el título son las selenitas, pérfidas féminas sin escrúpulos que se han librado de los varones de su especie hace ya muchos años. Ahora, sin embargo, necesitan la ayuda terrestre para sobrevivir. Su pretensión es robar el cohete e invadir la Tierra.

¿Cómo lo harán? Obviamente, gracias a la colaboración de una mente débil y manipulable, la de una mujer terrestre que gracias a la ayuda telepática de las mujeres gato conseguirá el puesto de navegante y dirigirá el cohete hacia la cara oculta de la Luna donde esperan las malévolas conspiradoras.

La postguerra estadounidense:

Para entender un argumento tan machista (entenderlo en su contexto histórico, que no disculparlo) hay que considerar que Estados Unidos había sufrido fuertes cambios sociales y económicos debido a la Segunda Guerra Mundial. Durante la misma, gran parte de la población masculina fue movilizada a los diferentes frentes (Europa o el Pacífico), quedando la industria del país desabastecida de mano de obra. La solución obvia era la irrupción de la mujer en el mercado laboral. Sin embargo, esta incorporación no fue gradual, sino repentina y masiva debido a las urgentes necesidades.

Al temrinar la guerra, los chicos volvieron a casa y se encontraron que la antigua distribución de roles había cambiado. La mujer ya no era la predestinada ama de casa, cocinera, lavandera y atenta madre. Ahora resultaba que era un competidor directo en el mercado del trabajo.

Y el hombre reaccionó con miedo, igual que había hecho con los robots.

Esta película es un ejemplo de misoginia que encubre el mencionado miedo. No se trata de un producto aislado producido por un guiionista o un director especialmente machista, sino que responde a la ansiedad que flotaba en el ambiente. La mujer se había vuelto independiente, menos sumisa, imprevisible. Cabía la posibilidad de que sus intereses y objetivos ya no fuesen los mismos que los de su compañero de siglos, el macho. ¿Podrían incluso las mujeres decidir que ya no necesitaban a los hombres?

Las mujeres gato de la Luna se deshacen de ellos y apenas un año después veríamos un ejemplo similar en la mucho mejor resuelta Devil Girl from Mars.

El miedo nunca llegaría a concretarse ni la sociedad llegaría a librarse de él del todo. Dos décadas después, esta fantasía sería retomada por James Tiptree Jr. en su relato Houston, Houston, ¿me recibe? (1976), si bien con intenciones subyacentes muy diferentes, dado el género (femenino) y la tendencia sexual (bisexual) de la autora.