Diferencia entre revisiones de «Nunca digas buenas noches a un extraño»

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  | Autor= [[Rafael Marín]]  
 
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  | Fecha= 1980
 
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  | Libro= [[Unicornios sin cabeza]] (1987)<BR>[[El centauro de piedra]] (2002)
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| Editorial= Dronte
  | Saga= Relato independiente
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  | Libro= ''[[Unicornios sin cabeza]]'' (1987) <BR> ''[[El centauro de piedra]]'' (2002)
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  | Saga= No pertenece a ninguna saga
 
  | Premios= No se le conocen
 
  | Premios= No se le conocen
 
  | Otros= No hay otros datos
 
  | Otros= No hay otros datos

Revisión de 21:46 9 may 2009

Nunca digas buenas noches a un extraño
Autor: Rafael Marín
Otros títulos: {{{Otros títulos}}}
Datos de primera publicación(1):
Título original: Nunca digas buenas noches a un extraño
Revista o libro: 'Nueva dimensión nº129
Editorial: Dronte
Fecha 1980 de {{{Año}}}
Publicación en español:
Publicaciones(2): 'Unicornios sin cabeza (1987)
El centauro de piedra (2002)
Otros datos:
Saga: No pertenece a ninguna saga
Premios obtenidos: No se le conocen
Otros datos: No hay otros datos
Fuentes externas:
Tercera Fundación [{{{URL-3F}}} Ficha]
ISFDB [{{{URL-ISFDB}}} Ficha]
Otras fuentes {{{URL-OtrasFuentes}}}
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Rafael Marín ({{{Año}}})

Rafael Marín (1980)

Uno de los primeros intentos de Rafael Marín de crear una historia de cierta extensión. En una Ámsterdam futura y distópica, el cuerpo de policía está formado por ciborgs que juzgan y ejecutan al estilo del Juez Dredd, controlados por un tirano encerrado en su palacio de cristal.

El protagonista, un detective privado algo paranoico, es reclutado por un grupo de revolucionarios que pretenden acabar con el tirano y su cuerpo de seguridad en una misión que parece suicida.

El relato es entretenido, pero abunda en clichés y la trama es endeble, poco creíble. No hay ninguna explicación de cómo se ha llegado a esa situación y los detalles son proporcionados al lector con una deliberación que los convierte en artificiales.

El estilo narrativo tampoco muestra la prosa más brillante de Marín, aunque algunos aspectos del registro del protagonista son destacables.

Un relato regular, de principiante, que no es muestra verdaderamente representativa de lo que Rafael Marín es capaz de conseguir.