Paradojas temporales

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Revisión de 19:14 11 ago 2012 por Vendetta (Discusión | contribuciones) (Paradoja abierta:)

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Las paradojas temporales son absurdos lógicos o incongruencias que resultan de la hipótesis de que es posible viajar en el tiempo.

Según nuestra lógica, los eventos pasados están fijos y siguen una línea de causalidad en la que sólo han influido en ellos acontecimientos anteriores. Es decir, no es posible modificar o causar acontecimientos pasados. Sin embargo, si los viajes temporales son posibles, si fuera posible viajar al pasado (o volver del futuro después de haberlo observado), cabría la posibilidad de tomar decisiones o provocar situaciones que alteraran acontecimientos que suponemos inalterables. Estas situaciones, en tanto que desafían la lógica a la que estamos acostumbrados, reciben el nombre de "paradojas temporales".

Numerosos autores (y filósofos) han tratado de encontrar algún tipo de explicación a estos hechos, bien planteando soluciones que implican universos paralelos, bien siguiendo líneas argumentales en las que las aparentes paradojas se resuelven mediante acontecimientos no previstos (pero sin romper la línea de causalidad) o, simplemente, concluyendo que las paradojas temporales son la prueba de que el viaje al pasado es imposible.

Tipos de paradojas temporales:

Existen dos tipos básicos de paradojas temporales, la paradoja abierta y la cerrada.

La primera (abierta) es es aquella en la que el viaje en el tiempo da lugar a un imposible, una situación incompatible con la realidad antes de iniciar el viaje. La segunda (cerrada) es aquella en la que el viaje es necesario, es decir, la situación incompatible con la realidad se da en el caso de no realizar el viaje.

Paradoja abierta:

La paradoja temporal abierta es la más fácil de comprender.

El ejemplo clásico con el que se formula es la posibilidad de matar al propio abuelo. Si es posible viajar al pasado, un hombre podría hacer el viaje y matar a su abuelo antes de que hubiera concebido a su padre. Entonces, si su padre no nació, ¿cómo pudo nacer él mismo? Su nacimiento es incompatible con el hecho de matar a su abuelo y, sin embargo, su abuelo está muerto y él ha nacido, ¡puesto que es él quien lo ha matado!

La solución que muchos han aceptado para esta paradoja es la existencia de universos paralelos. Es decir, el tiempo discurre de forma lineal pero, cuando el viajero temporal viaja al pasado, en el instante de su llegada el universo se divide en dos ramas que circulan de forma paralela. En una de ellas, la original, el viajero temporal hizo el viaje, pero su padre sigue vivo. En la otra rama sus padres no llegaron a conocerse (su padre murió) y él nunca nació.

El problema para el viajero es que ha quedado atrapado en este segundo universo. Un segundo viaje al futuro, a la fecha del inicio de su viaje, la haría a lo largo de la línea temporal de este segundo universo, por lo que llegaría a un instante en el que sus padres no se habrían conocido, él no habría nacido y, por supuesto, nadie le conocería. Volver a su punto de partida original significaría no sólo viajar al futuro, sino viajar al futuro de un universo en el que él ya no se encuentra y en el que, si llega, su padre nunca habría muerto.

Esta paradoja, aunque se visualiza más fácilmente con el viaje al pasado, puede darse también con un viaje al futuro. Supongamos que el viajero del tiempo viaja al futuro y conoce a su propio nieto, que resulta ser un cruel tirano. De regreso al presente, el viajero puede decidir no concebir hijos a fin de no dar al mundo un dictador más. Sin embargo, entonces, ¿a qué futuro ha viajado? Si viajamos al futuro, ¿no son los acontecimientos que ahí vemos un presente tan seguro para los que los viven como nuestro presente lo es para nosotros?

Paradoja cerrada:

En esta paradoja el viajero espacial se dirige al pasado y, al hacerlo, provoca un suceso que ya era cierto en su presente cuando él inició el viaje. Por ejemplo, un estudioso de Shakespeare decide viajar a la Inglaterra del siglo XVII para investigar el entorno original de este autor. Durante el viaje lleva consigo, como material de consulta, un libro con sus obras completas. Al volver descubre que olvidó en casa de Shakespeare dicho libro: Shakespeare nunca compuso nada, simplemente copió el libro.

En uno de sus relatos Philip K. Dick plantea un caso singular de paradoja cerrada. Tomando imágenes del futuro, los investigadores han visto una plaga de insectos que acaba con la humanidad. Envían a un viajero al futuro para investigar el tema. Éste, tras no descubrir nada, regresa al presente trayendo en su nave las larvas de los insectos.

Es decir, que mientras en la paradoja clásica se viaja al pasado para provocar el presente, en la versión de Dick es el regreso de un viaje al futuro el que provocará los cambios que darán lugar a dicho futuro.

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