Sorry to Bother You

De Alt64-wiki, la enciclopedia libre.
Saltar a: navegación, buscar
Sorry to Bother You
Ficha técnica
Título original: Sorry to Bother You
Nacionalidad: EE.UU.
Estreno 1: 20 de enero de 2018
Duración: 105 min.
Ficha artística
Dirección: Boots Riley
Guión: Boots Riley
Producción: Cinereach / MACRO / Forest Whitaker's Significant Productions
Fotografía: Doug Emmett
Música: The Coup, Merrill Garbus, Boots Riley, Tune-Yards
Reparto: Keith Stanfield, Tessa Thompson, Steven Yeun, Jermaine Fowler, Armie Hammer, Patton Oswalt, Omari Hardwick, David Cross, Terry Crews, Danny Glover, Michael X. Sommers, Kate Berlant, Robert Longstreet...
Información suplementaria
Otros datos:
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

Boots Riley (2018)

Sorry to Bother You es una película del circuito independiente norteamericano que trata de realizar una denuncia social y laboral en un escenario en el que la actualidad se ha exagerado para acentuar sus aspectos distópicos.

La trama:

Cassius Green vive en el garaje de su tío Sergio con su novia, con muy escasas perspectivas de mejorar su posición. Por eso, cuando consigue un trabajo de vendedor telefónico, trata de aferrarse a él para conseguir el dinero suficiente como para ayudar a su tío a pagar la hipoteca de la casa, en amenaza de embargo.

Cassius descubre que la venta telefónica se le da bien, pero a medida que vaya adquiriendo estatus en la empresa, sus deseos personales entrarán en conflicto con los de sus amigos y compañeros de trabajo.

La película:

La película parte de un esquema propio de la comedia social para, progresivamente, volverse más oscura a medida que se adentra en el terreno de la ciencia ficción.

Las situaciones y los caracteres de los personajes están exagerados para conseguir un efecto desautomatizador al tiempo que crean un contraste al resaltar el patetismo, que mueve a la risa nerviosa, culpable. En el escenario planteado, las grandes compañías dominan la economía y las regulaciones gubernamentales ni siquiera son mencionadas. Así, los trabajadores son una mera materia a la que hay que sacar rendimiento, y el espectador comparte la asombrada indefensión de los protagonistas ante los anuncios de una empresa que garantiza trabajo de por vida, encubriendo en un edulcorado comercial lo que no puede ser calificado de otra forma que esclavitud voluntaria.

El propio Cassius, un hombre negro en su plenitud, pese a sus evidentes bazas personales (inteligencia, don de gentes y buena presencia) evidencia una baja autoestima ante la conciencia de que le será imposible prosperar en semejante sociedad. Obtener un trabajo, incluso un trabajo de baja cualificación como el de vendedor telefónico, puede significar la diferencia entre caer en la marginalidad o conseguir malvivir haciéndose un hueco de tercera o cuarta categoría entre los nichos del entramado productivo.

Los momentos de comedía inciden en estas manifiestas injusticias, al tiempo que permiten al espectador una cierta distancia y un alivio de la tensión.

La televisión, cuyos contenidos son también ridiculizados y exagerados, cumple un papel principal en la caracterización de este escenario. Los personajes, todos ellos representantes del ciudadano medio, la observan con cierto desdén, a veces con resignación e incredulidad y, sin embargo, no evitan consumirla.

Se nos plantea a través de todos estos detalles una realidad levemente surrealista pero que reconocemos claramente como la nuestra, en la que el individuo es reducido a un objeto en manos de los poderosos, aquejado de un complejo de indefensión aprendida.

Sin embargo, el final de la cinta (ya abiertamente de ciencia ficción) abre una leve rendija al optimismo, al poner en valor la necesidad de atenerse a una ética en las decisiones personales.

Una obra extraña, con influencias del cine de Michel Gondry y que fácilmente recordará a títulos como Brazil (Terry Gilliam, 1985) o Idiocracia (Mike Judge y Etan Cohen, 2006), con las que comparte la ironía, la crítica social y cierto aspecto de cómica irrealidad.