Diferencia entre revisiones de «Star Trek IX: Insurrección»

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Como viene siendo habitual, el capitán Picard contraviene repetidamente las órdenes directas de sus superiores hasta el punto de iniciar una revuelta armada por defender los intereses de los seiscientos habitantes de un planeta de vital importancia para la supervivencia de la Federación ahora que está acosada de enemigos.
 
Como viene siendo habitual, el capitán Picard contraviene repetidamente las órdenes directas de sus superiores hasta el punto de iniciar una revuelta armada por defender los intereses de los seiscientos habitantes de un planeta de vital importancia para la supervivencia de la Federación ahora que está acosada de enemigos.
  
No debería sorprendernos, pues si algo parece querer enseñarnos esta saga de películas es que las órdenes militares están hechas para ser contravenidas. Especialmente si se trata de las ordenes recibidas por un capitán de la [[Naves espaciales famosas#Enterprise|Enterprise]]. En el pasado el Almirante James T. Kirk ya fue degradado a capitán por esta malsana costumbre que acabó por contagiar a casi todos los oficiales a su mando, incluido al ultracorrectísimo señor Spock, y que parece haber heredado con alegría el capitán Jean-Luc Picard.
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No debería sorprendernos, pues si algo parece querer enseñarnos esta saga de películas es que las órdenes militares están hechas para ser contravenidas. Especialmente si se trata de las ordenes recibidas por un capitán del ''[[Naves espaciales famosas#Enterprise|Enterprise]]''. En el pasado el Almirante James T. Kirk ya fue degradado a capitán por esta malsana costumbre que acabó por contagiar a casi todos los oficiales a su mando, incluido al ultracorrectísimo señor Spock, y que parece haber heredado con alegría el capitán Jean-Luc Picard.
  
 
Quizás esta sea una de las partes más fantasiosas de la película. ¿Qué pensaría [[Heinlein]] de un ejército en el que sus oficiales principales escogen cuándo quieren seguir las órdenes y cuándo no? Si ésta es la disciplina que impera en la Federación de Planetas, realmente tendríamos que coincidir con Ad'har Ru'afo, líder So'na y malo malísimo de esta entrega, en que la Federación huele a muerto.
 
Quizás esta sea una de las partes más fantasiosas de la película. ¿Qué pensaría [[Heinlein]] de un ejército en el que sus oficiales principales escogen cuándo quieren seguir las órdenes y cuándo no? Si ésta es la disciplina que impera en la Federación de Planetas, realmente tendríamos que coincidir con Ad'har Ru'afo, líder So'na y malo malísimo de esta entrega, en que la Federación huele a muerto.

Revisión de 12:10 25 jul 2007

Jonathan Frakes (1998)

Sinopsis:

Director: Jonathan Frakes
Productores: Rick Berman, Marty Hornstein, Peter Lauritson, Michael Piller, Patrick Stewart
Guión: Gene Roddenberry, Rick Berman y Michael Piller
Fotografía: Matthew F. Leonetti
Dirección artística: Ron Wilkinson
Música: Jerry Goldsmith
Reparto: Patrick Stewart (Captain Jean-Luc Picard), Jonathan Frakes (Comandante William Riker), Brent Spiner (Data), LeVar Burton (Teniente Geordi La Forge), Michael Dorn (Teniente Worf), Gates McFadden (Doctora Beverly Crusher), Marina Sirtis (Deanna Troi), F. Murray Abraham (Ad'har Ru'afo)

La película:

Como viene siendo habitual, el capitán Picard contraviene repetidamente las órdenes directas de sus superiores hasta el punto de iniciar una revuelta armada por defender los intereses de los seiscientos habitantes de un planeta de vital importancia para la supervivencia de la Federación ahora que está acosada de enemigos.

No debería sorprendernos, pues si algo parece querer enseñarnos esta saga de películas es que las órdenes militares están hechas para ser contravenidas. Especialmente si se trata de las ordenes recibidas por un capitán del Enterprise. En el pasado el Almirante James T. Kirk ya fue degradado a capitán por esta malsana costumbre que acabó por contagiar a casi todos los oficiales a su mando, incluido al ultracorrectísimo señor Spock, y que parece haber heredado con alegría el capitán Jean-Luc Picard.

Quizás esta sea una de las partes más fantasiosas de la película. ¿Qué pensaría Heinlein de un ejército en el que sus oficiales principales escogen cuándo quieren seguir las órdenes y cuándo no? Si ésta es la disciplina que impera en la Federación de Planetas, realmente tendríamos que coincidir con Ad'har Ru'afo, líder So'na y malo malísimo de esta entrega, en que la Federación huele a muerto.

Pero, centrándonos en la obra que nos ocupa, la liberalidad de los mandos es apenas un detalle ejemplificador del escaso rigor (o realismo) de los detalles sociales y científicos que se exponen.

Los Ba'ku son un pacífico pueblo que habita un planeta escondido en una región de la galaxia repleta de nubes de polvo y radiaciones que hacen difícil la navegación y las comunicaciones. Dicho planeta está dotado de un anillo gaseoso que parece funcionar de colector de unas partículas meta-físicas (literalmente en la película) que regeneran la estructura del ADN hasta el punto de hacer rejuvenecer a sus habitantes; si bien sólo inicia este beneficioso proceso una vez alcanzada la madurez, por lo que los niños no revierten al estado de bebés y los bebés a cigotos, lo cual no deja de ser una tremenda suerte.

Por su parte, los So'na son una raza de adictos a la cirugía estética y a la manipulación del ADN que ansían tremendamente poseer esta fuente de eterna juventud. El planeta está en los dominios de la Federación, quien sin embargo no posee la tecnología necesaria para sacarle provecho, así que se hace encesaria la alianza para la explotación de sus recursos. Lo primero es realojar a esas seiscientas personas, claro (claro para el guionista, quiero decir), lo cual contraviene la Primera Directiva.

Y aquí es cuando Picard se cabrea. ¿¡Realojar a seiscientas personas de manera ordenada por tratar de mejorar la vida de miles de millones de ciudadanos de la Federación!? ¿¡Es que no hemos aprendido de nuestros errores!? En ningún momento se habla de exterminio, sino de realojo, pero la rectitud de Picard, propia del Juez Dredd, no hace distinciones entre los diversos grados de violencia.

En definitiva, la película es una amena sucesión de batallas espaciales, traiciones y estrategias guerrilleras, aderezadas sutilmente con sensiblería new age, un buen producto de Space Opera pero que apenas aporta nada a la ciencia ficción de verdad.

Repitió prácticamente el equipo al completo de la película anterior, por lo que obtuvieron un producto similar en cuanto a calidad como entretenimiento. La sensiblería un tanto superficial, el excesivo maniqueísmo y los ya muy trillados papeles de Judas arrepentido pueden haberla apartado sin embargo de la competición por los premios.

Premios:

1999

  • Nominada a los premios Saturn de mejor película de ciencia ficción y maquillaje
  • Nominada al premio Hugo a la mejor representación dramática
  • Nominada a los Golden Satellite por los efectos especiales
  • Premios Bogey de plata por su éxito en taquilla

Saga de Star Trek

Siglo XXII Siglo XXIII Siglo XXIV

Tabla ampiada