La carretera (Rodolfo Martínez)
- Nota: Este artículo se refiere al relato de Rodolfo Martínez. Para otros usos ver La carretera.
La carretera (Rodolfo Martínez) | |
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Autor: | Rodolfo Martínez |
Otros títulos: | No se le conocen |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | La carretera |
Revista o libro: | Parsifal nº2 |
Editorial: | Cartafueyu |
Fecha | Fecha desconocida de 1990 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Callejones sin salida (2005) El carpintero y la lluvia (2010) El alfabeto del carpintero (2012) Prospectivas (2012) |
Otros datos: | |
Saga: | Drímar |
Premios obtenidos: | No se le conocen |
Otros datos: | No hay otros datos |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Rodolfo Martínez (1990)
La carretera es uno de los primeros relatos escritos por Martínez ambientado en el universo de Drímar. Está relacionada temáticamente con El alfabeto del carpintero, con la que compone (junto al relato Un agujero por donde se cuela la lluvia) el ciclo narrativo llamado El carpintero y la lluvia.
El argumento:
En un futuro en el que la humanidad se ha lanzado al espacio tras sufrir algún desastre no especificado de posible índole social (el famoso interregno de Drimar), las corporaciones se han hecho tan poderosas que han llegado al punto de adquirir mundos propios y manejan sus intereses como pequeños feudos más o menos sometidos a unas leyes generales.
La corporación Albrez, por ejemplo, tiene licencia para captar a asesinos convictos y psicópatas y adiestrarlos como exploradores destinados a Bluyeiuey, un mundo que una desconocida raza alienígena ha modificado a nivel planetario y en el que ha construido una misteriosa carretera, una recta sin fin rodeada de peligros.
El protagonista es uno de estos asesinos alucinados enviados a explorar.
El relato:
A caballo entre el sentido de la maravilla y la introspección, La carretera logra un raro equilibrio. Resulta fascinante el universo imaginado por Martínez, sin aparente sentido, una sucesión de escenarios que son lanzados al lector como disfrute. El contraste con la monotonía de la carretera imposible resulta poco evidente al principio, pero hace que permanezca la sensación de soledad del conductor. Los paisajes se suceden, pero nada permanece y la única constante es la línea recta que hay que seguir y seguir.
Un relato así podría tornarse aburrido y vacío, pero el personaje que crea el autor se fortalece y son sus pensamientos los que desarrollan el relato, no los intrascendentes sucesos externos.
La deshumanización, la locura como respuesta, son aspectos que propone para reflexionar, rasgos especulativos que hacen que el relato no sea sólo un magnifico entretenimiento, sino que sea capaz de dejar un poso de profundidad.