La sensación de poder

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La sensación de poder
Autor: Isaac Asimov
Otros títulos:
Datos de primera publicación(1):
Título original: The Feeling of Power
Revista o libro: If
Editorial: Quinn Publishing Company, Inc.
Fecha Febrero de 1958
Publicación en español:
Publicaciones(2): Nueve futuros
Otros datos:
Saga:
Premios obtenidos:
Otros datos:
Fuentes externas:
Tercera Fundación Ficha
ISFDB Ficha
Otras fuentes  
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Isaac Asimov (1958)

Isaac Asimov es ciertamente un autor muy recomendable para los niños, lo que en absoluto pretende insinuar que no sea un escritor igualmente adecuado para los adultos. En muchos de sus relatos aborda el tema de la educación y arremete especialmente contra la ctual tendencia a la especialización y a la informátización de los procesos.

Ya en los años 50, Asimov contemplaba las posibilidades de la informática y era capaz de discernir un futuro de técnicos especializados cuyos conocimientos se limitaban a la interacción con programas de ordenador, tendiendo cada vez más al desconocimiento de las bases.

Hoy en día, el corrector ortográfico puede ser una útil herramienta o un acicate para la pereza que produce aprenderse las reglas de escritura. Pero la cuestión es más clara cuanto más especializado es el programa. Las aplicaciones de diseño gráfico como AutoCad hacen innecesario conocer cosas como polares u homotecias; el cálculo de redes de distribución de agua puede ser afrontado con un sencillo programa que no requiere del usuario ningún conocimiento de hidráulica... Sin esos programas sería decenas de veces más costoso el diseño y la mejora, pero la informatización está alejando paulatinamente a los profesionales del conocimiento profundo de sus respectivas materias.

Las hojas de cálculo y las mismas calculadoras contribuyen a que un sector de la población adulta se esté olvidando de multiplicar o dividir.

Y este el escenario planteado por Asimov: en un futuro cada vez más cercano, los ordenadores serán los encargados de realizar las tareas de cálculo y diseño, y los humanos serán simples operadores. Nadie aprende a multiplicar o dividir porque en ese entorno tal habilidad carece de ninguna utilidad.

Simultáneamente, la Tierra está embarcada en una guerra contra Deneb, guerra que lleva años estancada, consumiendo recursos ingentes, porque la dirigen ordenadores igualados técnicamente.

Plantea Asimov que la construcción de un ordenador es costosa, único punto en el que realmente se equivocó. Cada nave, cada misil, debe poseer su propio cerebro electrónico, caro y pesado. Pero, en la Tierra descubren que hay una manera de prescindir de los ordenadores, entrenando a la mente para hacer las operaciones, quizás ayudados con un bolígrafo y un papel.

Podría pensarse que Asimov anticipa la idea del mentat, el ordenador humano que popularizaría Frank Herbert en Dune (1965). Pero, el buen doctor, marcadamente antimilitarista, se mofa en gran medida de los generales que ya imaginan un futuro lleno de naves espaciales donde la tripulación ejecuta los cálculos necesarios para la navegación, o de misiles tripulados, notablemente mas baratos y ligeros, capaces de sortear los escudos antimisiles enemigos.

Finalmente, saber multiplicar “de cabeza” confiere a los científicos terrestres un indescriptible sensación de poder. Y es este mensaje final el que lo hace adecuado para un publico infantil, y también para todo adulto capaz de desentumecer sus rígidas costumbres y volver a interesarse por el conocimiento en sí mismo.