Manipulación del entorno físico
La manipulación del entorno es un poder psíquico que permite manipular el entorno físico.
No se trataría, por lo tanto, de poderes mentales como la percepción extrasensorial o la manipulación mental, sino de manipulaciones que perfectamente podrían ser captadas por una cámara que grabara el fenómeno.
Dado que uno de los pilares de la ciencia ficción es la plausibilidad, los poderes psíquicos en general no deberían tener cabida dentro del género. Sin embargo, tras los discutibles experimentos de J.B. Rhine en la Universidad de Duke en la primera mitad del siglo XX, que parecieron dar a entender que estos fenómenos eran posibles, es frecuente en la ciencia ficción la aparición de poderes psíquicos.
Ejemplos de manipulación del entorno serían la telekinesis (capacidad de mover objetos a distancia) o el teletransporte (la capacidad de trasladar al agente o a otros objetos a distancia).
De este último hay ejemplos como Más que humano (1953) de Theodore Sturgeon en el que un grupo de personajes con poderes psíquicos y disfuncionales socialmente se unen en un grupo más que humano. Uno de sus miembros tiene la capacidad de trasladarse a sí mismo o a otros, y sería el equivalente de las piernas de otors.
Otro poder serían los viajes temporales, como en Donnie Darko (2001) o El efecto mariposa (2004). Aunque, quizá, el ejemplo más significativo sea el de Las estrellas mi destino (1953) de Alfred Bester, en el que la capacidad de teletransporte acaba derivando en viajes temporales.