Teatro de ciencia ficción

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Desconocimiento del teatro de ciencia ficción:

Muchos de los escenarios típicos de la ciencia ficción (naves espaciales, escenarios apocalípticos, etc.) son difíciles de representar con las grandes limitaciones que suelen tener los decorados de un teatro. Esta es una de las causas por las que se suele pensar que no existe gran cantidad de obras teatrales en este género.

Sin embargo, numerosos ensayos han ido dando cuenta de este error. La ciencia ficción quizás no es el registro preferido por directores y actores, pero la dramaturgia no se diferencia de otras manifestaciones literarias. Y es esperable que la ciencia ficción tenga la misma representación aquí que en cualquier otro tipo de registro.

En España, aunque no suele ser un dato conocido, la dramaturgia ha abordado el género de la ciencia ficción desde principios del siglo XX. Y a nivel mundial convendría no olvidar que el teatro se hizo eco de este género antes incluso que el cine. Ahí está la obra de Karel Capek, por ejemplo. Y una película emblemática como es Metrópolis (Fritz Lang, 1927) tuvo un origen previo literario muy relacionado con el teatro.

Causas de este desconocimiento:

Artículo relacionado: La ciencia ficción como género underground

Si por parte de la sociedad en general, e incluso por parte de la crítica profesional, ya existe un gran desconocimiento de lo que es ciencia ficción, cuales son los atributos y reglas, el problema del conocimiento del teatro de ciencia ficción se ve aún más agravado por diversos factores.

El primero y más claro, es que el teatro suele ser apartado de las diversas clasificaciones que se han intentado hacer tanto por parte de aficionados como por parte de estudiosos. Incluso Fernando Ángel Moreno, en su libro Teoría de la literatura de ciencia ficción (2010), omite (explícitamente) este tipo de obra y se limita casi en exclusividad a abordar el estudio de la novela de ciencia ficción.

Muy pocos se han preocupado de realizar algún conpendio de las obras de teatro de ciencia ficción y raramente éste tipo de obras son tenidas en cuenta ni entre los teóricos de la dramaturgia en general ni tampoco por los aficionados a la ciencia ficción.

El teatro de ciencia ficción en España:

En España se ha escrito y representado teatro de ciencia ficción desde principios del siglo XX.

En 1909 Ramón Pérez de Ayala publica Sentimental Club, renombrada como La revolución sentimental en 1929. Ayala, discípulo de Clarín -de quien se quiere afirmar que ya escribía ciencia ficción a finales del siglo XIX-, se caracteriza por utilizar la ironía hasta desvirtuar la seriedad de los temas que trata, mostrando en este falso humor un pesimismo que le acerca de manera natural a la distopía. Setimental club, que nunca llegó a representarse, es una obra que apunta en este sentido.

Sin embargo, Ayala no llegó a despuntar en teatro y hay que esperar a la figura del, este sí, dramaturgo Jacinto Grau para poder contar con un puñado de obras de significancia. Grau sería un autor de éxito y con cierto gusto por recuperar y reescribir mitos clásicos, de la Biblia, Grecia o de la propia literatura española. Su obra más destacada es justamente El señor de Pigmalión (1921). En ella, retoma el mito de Pigmalión, que el autor aprovecha para tratar temas como la relación entre el creador y sus criaturas. En La casa del Diablo (1933) describe un mundo tecnológico con el que construye una distopía.

El alzamiento nacional y la posterior dictadura hicieron desaparecer estos autores críticos, contestatarios y casi postmodernos, y su teatro fue sustituido por otro más del gusto burgués. Paradigmático es el caso de Buero Vallejo, militante en el bando perdedor, que luchando con la censura encontró en la ciencia ficción un recurso narrativo que le permitió estrenar una obra tan comprometida como El tragaluz en 1967.

Terminada la dictadura, en los años 80, se produjeron importantes obras y se revolucionó la puesta en escena con montajes apocalípticos y futuristas como los de La Fura dels Baus o Els Joglars.

Más recientemente, se puede destacar obras como La máquina de hablar (Victoria Szpunberg, 2007). Szpunberg, argentina afincada en España, nos presenta un protagonista gris, un hombre común que llena su vida vacía con artilugios tecnológicos que son en realidad seres esclavizados: la máquina de hablar y el perro que da placer, una esencia que recuerda a Blade Runner (Ridley Scott, 1982).

Milonga de la enzima dorada (Álvaro Lizarrondo, 2010) Oración por un caballo (Lola Blasco, 2010)… Las producciones más recientes dan evidencia de que el nuevo teatro español es arriesgado, experimental y crítico, y ha sabido ver en la ciencia ficción un contexto muy adecuado a sus fines poéticos.

Teatro de ciencia ficción fuera de España:

Karel Capek fue un escritor checo. Fue director del teatro de arte Vinohradsky en Praga junto con su hermano Josef. Aunque también hizo novelas, ensayos, cuentos cortos, etc., son importantes sus obras de teatro. Su obra teatral más importante es R.U.R. (Robots Universales de Rossum), estrenada en Praga en 1921. Esta obra sirvió para popularizar la palabra "robot". Plantea el tema de la rebelión de las máquinas. También merece citarse su obra de teatro El Asunto Makropulos.

La Edad de las Máquinas es una obra de teatro de Florencia Aroldi. Se trata de cinco personajes que son máquinas que han olvidado que alguna vez fueron hombres. Fue representada en Argentina. En Agosto de 2009 consiguió los premios al Mejor Guión Espectacular, al Mejor Actor y al Mejor Espectáculo en el Festival de Teatro "Vamos que Venimos".

Los últimos días de Clark K. es una tragicomedia de enredo con tensión sexual, disparos y alguna defenestración. Su autor es Alberto Ramos. Es una sátira sobre el superhéroe Superman pero diciendo que Clark Kent y Superman son distintas personas. Esta obra fue Finalista del Premio Bubok de Creación Literaria 2009.

Star Trip es una comedia de la compañía Yllana, dirigida por David Ottone. Tras una gira internacional, esta obra se representó también en Madrid. Es una parodia de las Space Opera. Trata de cuatro astronautas que llevan muchos años hibernados dentro de una nave espacial y cuya misión es encontrar vida inteligente en el Universo para, una vez hallada, cargársela. El espectáculo comienza con el despertar de los astronautas hibernados.

Adaptaciones de otras obras:

No escritas originalmente para teatro, existen interesantes adaptaciones de obras de ciencia ficción que previamente han adquirido cierto aura de magnificencia que les ha permitido romper las reticencias del público convencional.

1984 (George Orwell, 1948) ha sido adaptada por la compañía teatral Actor's Gang, dirigida por Tim Robbins. El escenario es bastante sencillo: una simple celda donde Winston Smith es interrogado. La acción transcurre cuando éste está ya detenido.

Una curiosa producción operística fue estrenada en 2005 en la Royal Opera House de Londres. Dicha ópera fue redactada por Lorin Maazel con un libreto de J.D. McClatchy y Thomas Meehan.

Ray Bradbury adaptó a teatro su novela Fahrenheit 451, a finales de los 70, siendo representada en varias ciudades.

Un mundo feliz (Aldous Huxley, 1932) ha sido igualmente adaptada al teatro por Brendon Burns y representado por la compañía Solent Peoples Theatre.

Metropolis finalmente dio uan vuelta de tuerca a su readaptación como musical (tras haber iniciado su andadura como libreto de teatro adaptado al cine). La música fue escrita por Joe Brooks, con letras por Dusty Hughes, y fue dirigida por Jerome Savary.

Incluso Julio Verne ha sido ampliamente llevado a los escenarios, por ejemplo, Viaje a la Luna, de ha sido adptada al teatro por Celeste Viale. No en vano, Verne, en su juventud, se ganó la vida escribiendo obras de teatro de poca importancia. Años después, las obras de teatro que llevó a escena fueron en su mayoría las adaptaciones hechas a partir de sus más famosas novelas. Para esta labor de adaptación de sus novelas al teatro, Julio Verne confió en experimentados dramaturgos, con quienes colaboró personalmente. El más reconocido de estos dramaturgos fue Adolphe d'Ennery.