Diferencia entre revisiones de «El martillo»
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| + | En esta ocasión, Lem no menciona la necesidad de utilizar [[escudos espaciales]] que protejan la nave contra el impacto de diminutas partículas. Aunque los tripulantes e instrumentos de la nave hacen un seguimiento exhaustivo de la trayectoria y la presencia de posibles [[asteroides]] como la estela de [[cometas]]. Lem sí que tendría en cuenta este aspecto en ''[[Fiasco]]'' (1986), donde la ''Eurídice'' sí que cuenta con escudos de un solo uso que son repuestos automáticamente. | ||
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Última revisión de 19:09 10 oct 2021
| El martillo | |
|---|---|
| Autor: | Stanislaw Lem |
| Otros títulos: | No se le conocen |
| Datos de primera publicación(1): | |
| Título original: | Młot |
| Revista o libro: | Inwazja z Aldebarana (La invasión de Aldebarán) |
| Editorial: | Wydawnictwo Literackie |
| Fecha | Fecha desconocida de 1959 |
| Publicación en español: | |
| Publicaciones(2): | Máscara (Antología) (Ed. Impedimenta, 2013) |
| Otros datos: | |
| Saga: | |
| Premios obtenidos: | |
| Otros datos: | |
| Fuentes externas: | |
| Tercera Fundación | Ficha |
| ISFDB | Ficha |
| Otras fuentes | |
| Notas: | |
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Stanislaw Lem (1959)
El martillo es un relato de Lem publicado originalmente en polaco en la antología Inwazja z Aldebarana (La invasión de Aldebarán) en 1959 por la editorial Wydawnictwo Literackie.
En 2013 fue traducido al español directamente del polaco por la editorial Impedimenta y publicado en la antología Máscara.
La trama:
Los dos únicos tripulantes de una nave espacial, un humano y una inteligencia electrónica dotada de personalidad, se entretienen conversando sobre los sueños y los recuerdos. Se encuentran realizando una larga misión experimental durante la cual la nave llegará a adquirir velocidades cercanas a la de la velocidad de la luz.
El relato:
Este relato es una buena muestra del domino de Lem del diálogo, algo que puede sorprender cuando muchas de sus obras más reconocidas son generalmente introspectivas y descriptivas. El motor de la acción es la conversación entre los dos tripulantes, que nos permite simultáneamente explorar la psicología del humano y el misterio de la personalidad de la máquina, hasta el punto de que al lector no le queda claro en qué consiste la parte experimental de este viaje interestelar: ¿Es la prueba del un nuevo prototipo de nave estatocolectora? ¿Lo que está siendo testado es la resistencia psicológica del ser humano a un viaje de estas características? ¿O es la propia convivencia entre un humano y una inteligencia artificial?
El final, abierto a la interpretación, no resuelve este misterio.
Estatocolectora:
Resulta interesante comprobar que Lem hace la propuesta de una nave provista de una draga magnética para recolectar materia interestelar que le sirva como combustible, en el año 1959, poco antes de que Robert W. Bussard propusiera este tipo de motor de manera teórica. No quiere esto decir que Lem se adelantara a Bussard: la idea estaba ya presente y fue Bussard quien concretó las características más realista de este tipo de vehículo. Sin embargo, Lem ya propone aspectos interesantes, como el hecho de que la nave necesita adquirir cierta velocidad antes de poder alimentarse exclusivamente de la materia que vaya recolectando, o estimaciones del la enorme dimensión del campo que recolecta la materia.
Otro aspecto interesante es la coherencia en los órdenes de magnitud de velocidades, tiempo, distancias recorridas y aceleración. Por ejemplo, en un momento dado se indica que la nave viaje a 0,73 c y que alcanzará la velocidad máxima de 0,93 en cinco meses. un rápido cálculo nos indica que la aceleración es de 4,63 metros por segundo cuadrado, aproximadamente 0,5 g. Esto, por ejemplo, permite explicar la existencia de gravedad artificial en la nave y se muestra coherente con las aceleraciones que puede experimentar un ser humano. El cuidado de este tipo de detalles hace que Lem pueda ser considerado como un escritor de ciencia ficción dura, aunque sus temas de interés se decantaran más por aspectos psicológicos.
En esta ocasión, Lem no menciona la necesidad de utilizar escudos espaciales que protejan la nave contra el impacto de diminutas partículas. Aunque los tripulantes e instrumentos de la nave hacen un seguimiento exhaustivo de la trayectoria y la presencia de posibles asteroides como la estela de cometas. Lem sí que tendría en cuenta este aspecto en Fiasco (1986), donde la Eurídice sí que cuenta con escudos de un solo uso que son repuestos automáticamente.
