Campo de concentración

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Campo de concentración
Autor: Thomas M. Disch
Otros títulos: La casa de la muerte
Datos de primera publicación(1):
Título original: Camp Concentration
Revista o libro: New Worlds nº173-176
Editorial: Magnelist Publications, Ltd.
Fecha julio-octubre de 1967
Publicación en español:
Publicaciones(2): La casa de la muerte (1976)
Los grandes maestros de la ciencia ficción 1 (1976)
Campo de Concentración
Otros datos:
Saga:
Premios obtenidos: Premio Ditmar
Otros datos:
Fuentes externas:
Tercera Fundación Ficha
ISFDB Ficha
Otras fuentes  
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Thomas M. Disch (1967)

Campo de concentración es una novela distópica del autor norteamericano Thomas M. Disch. Inicialmente fue publicada en forma de serial a partir de julio de 1967, en los números 173-176 de la revista New Worlds, dirigida por entonces por Michael Moorcock, quien buscaba un nuevo tipo de literatura que se ha dado en llamar la nueva ola, a la que perfectamente puede ser adscrita la obra de Disch. En abril de 1968 fue publicada como novela por la editorial Hart-Davis.

No fue publicada en castellano hasta 1976, de la mano de la editorial argentina Intersea Saic, con el nombre de La casa de la muerte, posible alusión a la obra de Dostoyevski.

Sinopsis:

Louis Sacchetti es un escritor de moderado éxito y objetor de conciencia condenado a cinco años de cárcel por negarse a acudir a la llamada a filas en una guerra terrible y cuyos motivos no se indican.

Sin explicitarse demasiado, parece que en la guerra se están utilizando armas nucleares, así como armas biológicas que han desencadenado numerosas plagas sobre la población civil. Una gran parte de la población plantea objeciones a algunos aspectos de esta guerra, particularmente al uso de las armas biológicas; pero el gobierno ha impulsado una serie de medidas autoritarias y la objeción de conciencia es contemplada casi como una traición.

El cautiverio de Sacchetti es penoso, y algunas de sus libertades (aparte de la más obvia libertad de movimiento) son a veces soslayadas: la correspondencia le es interceptada y censurada, está obligado a realizar trabajos forzados, el acceso a la biblioteca o al material de escritura le es restringido hasta el punto de que únicamente puede leer la biblia y ni siquiera puede acceder a su propio último libro publicado…

Todo esto cambia cuando, sin previo aviso, Sacchetti es drogado y trasladado a una nueva instalación secreta del gobierno, campo Arquímedes, para que sea el observador del devenir de un experimento realizado sobre otros presos con el fin de desarrollar la inteligencia a edad madura. Lamentablemente, el tratamiento experimental -en el que se usa una mutación de la espiroqueta de la sífilis- causa también la paulatina degradación física de los sujetos hasta su muerte en medio de horribles padecimientos.

La novela:

Campo de concentración es una novela engañosamente sencilla, que se mueve con naturalidad entre las descripciones de los hechos que constituyen la acción, casi sin valorarlos. Presos y guardianes, e incluso el propio narrador, son colocados en la misma balanza; el dialogo interior nunca se permite que caiga en la fascinación por el sufrimiento y el maniqueísmo brilla por su ausencia.

Sacchetti es una persona fuertemente moral, pero no carece de tentaciones; y su adhesión a la cultura y a la inteligencia hace que incluso perciba aspectos positivos en aquello que, a priori, es execrable, como es la experimentación con seres humanos. Los mismos presos, admirados por la ganancia de cultura e inteligencia, desprecian lo que eran antes y transmiten una cierta alegría suicida. Con frecuencia, Disch relaciona horror y belleza de manera directa, indisoluble.

Y sin embargo, no hay equivocación posible, el autor no permite que la naturalidad del horror se confunda con el beneplácito. A través de unos recursos literarios extraordinariamente bien aprovechados, Disch consigue que el lector asimile un escenario donde el recorte de derechos civiles, la inmoralidad de la guerra, el utilitarismo, la valoración de unas vidas humanas por encima de otras y -en definitiva- el fascismo es la norma. Siguiendo una historia prometeica (la adquisición de unos dones que al mismo tiempo representan la perdición y la tortura) el lector avanza sin percibir que se adentra en caminos cada vez más oscuros. Y al fin, cuando recapacita y mira atrás, sucede lo impensable: la historia no se desarrolla en un escenario, sino que el escenario ha tomado la historia para revelarse.

Es en ese punto indeterminado de la novela (diferente para cada lector) cuando uno se da cuenta de que no está ante una historia de ciencia ficción convencional, con su punto de especulación y su reflexión sobre las consecuencias de un tal nóvum o tecnología, sino ante una auténtica distopía. Lo importante no es el Pallidine y su capacidad de aumentar la inteligencia (y reducir la vida), sino la sociedad que está detrás de que algo así pueda ser utilizado sobre un ser humano, la sociedad que permite a sus gobiernos el poder de encarcelar a quien antepone la moralidad a la legalidad, la sociedad que contempla sus cárceles como agujeros negros de los que no sale información y sobre los que no quiere saber nada, la sociedad capaz de valorar la muerte de un ser humano como más o menos valiosa que la muerte de otro ser humano.

¿Cuánto de esa sociedad, ficticia, es nuestra sociedad?

Estilo narrativo y recursos:

Pese, ya se ha dicho, a su naturalidad, se puede percibir que la obra ha sido cuidada en todos sus aspectos. De entrada, Disch no desecha la utilización de una trama que mantenga el interés en la linealidad de los acontecimientos. Por una parte, la trama es un valor añadido en sí mismo, y por otra contribuye a alejar al lector del escenario, que se deja reposar en un segundo plano, en el inconsciente.

Este juego entre el distanciamiento y la valoración moral es conseguido, sobre todo, gracias al uso específico del narrador elegido. Sacchetti no es el protagonista, ha sido elegido por sus dotes de observador; pero a un tiempo, es un poeta y tiende a establecer relaciones metafóricas con la realidad. El uso de un diario, además, permite explorar recursos metaliterarios, utilizados en abundancia, que enriquecen los canales de expresión y que, especialmente, definen la personalidad de Sacchetti.

En efecto, las cuantiosas referencias a poetas como Rilke, Boudelaire, Whitman, Shelly, Byron, y otros muchos, agrandan enormemente el contexto y, desde luego, harán las delicias de los aficionados a este arte, que casi van a poder establecer un diálogo con el autor (no olvidemos que Disch era también un reconocido poeta).

Fuera de la poesía, las referencias no son menos abundantes y algunas obras literarias adquieren protagonismo propio, como Fausto (la obra medieval antes que la versión de Goethe), oportunas menciones a la autobiográfica Recuerdos de la casa de los muertos, de Fiódor Dostoyevski (tal vez una fuente de inspiración) y otras muchas más. Explícitamente, Disch no menciona ninguna obra de ciencia ficción (quizás, una señal de que la novela no está orientada únicamente a este público, sino que tiene la ambición de no adscribirse a un género particular); pero el lector habitual no podrá dejar de ver relaciones con otras obras como Frankenstein o Flores para Algernon (al menos en su temática) y que no eran desconocidas para el autor.

Premios:

Obtenidos: